lunes, 14 de abril de 2008

Dia 24 - Epilogo

Aturdido. Alienado. Extenuado. Una vez que uno se acostumbra a los espacios amplios durante tres semanas, la ciudad se vuelve una prision que se viene encima, invasora, irrespetuosa. Asi como en la Carcel del Fin del Mundo se podia advertir cierta opresión identificandose imaginariamente con los prisioneros, la vuelta a casa se traduce quizas con una sensación emparentada a ese recuerdo emotivo.

El viaje final en la ruta estuvo marcado por la gran cantidad de camiones, el transito mas frecuente y el frio amenazando lluvia que veniamos arrastrando. Paramos para almorzar en Benito Juarez, ultima carga de combustible para llegar y empezamos a ver desde el otro lado de la ruta los mismos lugares del primer dia. Pero muy diferente.

La ciudad nos recibio como debe ser. Transito, congestion, ruido, volvemos de donde salimos en las mismas condiciones, nos fuimos con lluvia, volvemos con lluvia, salimos en una marejada incesante de transito retrasado, volvemos con casi el mismo movimiento, como para hacer mas evidente aún el periplo tan largo y maravilloso.

Saldriamos de viaje inmediatamente, lo dijimos en la cena de la noche anterior en Bahia Blanca, con el relato compartido del recuerdo comun, las rutas, las distancias, los lugares, los climas, todo lo que tuvimos y ahora nos llevamos. No sé si estos apuntes sirvieron para transmitir algo aunque sea pequeño de lo que vivimos, espero que si. Por que para nosotros fue algo fantastico.

jueves, 10 de abril de 2008

Dia 23 - En Bahia... Blanca.

Luego de dormir como pudimos en el hotel de la peli de Joel Coen, “Barton Fink”, nos despertamos con las voces del pasillo donde desayunaban los otros pasajeros. Charly ya daba vuelta y vueltas obsesionado con el estado de las camas, el fresco que entraba por la ventana, las frazadas cortas y escasas y la sensacion que le picaba todo, asi que se levanto y lo seguimos todos de a poco. Tampoco es que nos moriamos de ganas de seguir quedandonos en la ciudad. La verdad es que se habia levantado frio, ayer habiamos cenado en remera y hoy teniamos que salir con polar y campera.

Encarando la ruta, nos encontramos ya con bastante trafico de camiones. De puro aburridos que estabamos realizabamos rutinas para salir del hastio de un camino donde la linea del horizonte era lo unico que se veia. Charly reproducia los sonidos electronicos del cd de Krafwertk que escuchabamos, yo buscaba en el mapa los nombres extraños de las localidades en el mapa (Pichi Mahuida, sabian que existia esa localidad? Y que Chimpay es el pueblo natal de Ceferino Namuncura?), Emi hacia mate y Waly… dormia, se despertaba, hacia un comentario y volvia a dormir.

Paramos para almorzar en Choele Choel con fresco lluvioso y al salir nos encontramos en la recta mas famosa, empieza a la salida del pueblo y termina en Rio Colorado, algo asi como 130 kms de camino sin ninguna curva, muy peligrosa porque el tedio después de los treinta minutos mirando el asfalto negro, es lo mas peligroso. Cuando a lo lejos pudimos ver un atisbo de curva, pensabamos encontrarnos con un cartel cruzando la ruta que dijera “GUARDA LA CURVA!”, pero nada, eh.

Llegamos a Bahia Blanca, encontramos rapidamente hospedaje en un hotel salido de una película de Olmedo y Porcel de las que pasan los domingos a la tarde por tele y nos dijeron lo que ya suponiamos: ayer hacia un temperatura de 30º y hoy nos morimos de frio. Asi que preparense en Buenos Aires, alla vamos con el frio y la lluvia atada al paragolpes.

Mañana nos veran contentos con todo el viaje encima. El epilogo de esta pequeña aventura, ya serà hecho desde casa.

Dia 22 - Dinosaurios en el Chocon!

Ya salidos de San Martin de los Andes a los pocos kilómetros podemos ver la cumbre del Lanin, el volcan inactivo con la cumbre siempre nevada, por casi todo el camino hacia Junin de los Andes. Dejamos atrás la zona cordillerana y es un poco la salida del viaje que hasta ahora lleva la cuenta de 7500 kms y todavía nos quedan unos cuantos mas en el camino a casa. La vuelta se puede realizar por la ruta a Zapala en la zona media de Neuquén o por la zona inferior pasando por Piedra del Aguila.

Después de varios dias de frio empezamos a entrar en el calorcito amable del desierto. En este caso no es el mismo que vimos en el camino de ida, el suelo es bastante mas seco y con vientos intensos que levantan nubes de tierra como si fuera una capa de smog a la distancia. Cerca del mediodia pasamos por Picun Leufu, la Ciudad Nacional del Viento y pocas veces mejor puesta la caracteristica. Nos detenemos para cargar combustible y almorzar ya que vamos bien tranquilos con el tiempo y la distancia que nos falta para Neuquén. En el parador del almuerzo, Emi nota una piedra de tamaño semicircular de rugosidad pronunciada, como si hubiese sido trabajada con martillazos de bocha, puesta sobre una maceta. Con su habitual curiosidad, se pone a hablar con una de las personas del lugar y le responde que son restos fosilizados de un coral, bastante frecuente de encontrar por la zona. Tambien le muestra un par de piedras lajas que decoran las paredes en las que se pueden ver muy claramente las figuras fosilizadas de los “nautilus”, una especie de caracoles abiertos donde se puede ver la estructura interna de compartimientos circulares espiralados. Nos quedamos sorprendidos mirandolos y nos dicen que en la zona son habituales estas muestras.

Kilómetros mas tarde, llegando a Villa El Chocon donde entramos para ver el embalse, hay unos carteles que indican un museo paleontologico que ignorabamos completamente que existia. Resulta que en 1993 se encontraron los restos de un reptil carnivoro, el mas grande descubierto hasta la actualidad, por un ingeniero de la planta electrica aficionado a la paleontología. Se rescató el esqueleto fosilizado y mas tarde se realizo este museo que expone tanto al dinosaurio como otros restos, desde instrumentos indígenas pasando por fosiles de otras especies y petrificaciones de arboles, hasta la exposición de la construccion de la represa y otros documentos más. Un lugar pequeño pero muy recomendable que solo ocupa unos minutos apartarse del camino y poder ver algo muy interesante que, en nuestro caso, todos disfrutamos.

Salimos hacia la represa para poder ver con mas detalle ese inmenso espejo de agua que puede observarse desde la ruta muchos kilómetros antes de llegar. Unos cientos de metros mas alla cruzamos por sobre el dique de la represa y casi no se podia ver mas de 400 mts mas adelante producto del fortisimo viento que levantaba una nube de tierra inmensa que se nos venia encima por el valle. En la cabina de junto, un gendarme le explica a Emi que los vientos en ese momento eran de 30 kms/h pero que para mas tarde se habian pronosticado unos vientos de hasta 70 kms/h. O sea que si no nos ibamos pronto, me iban a tener que poner lastre para no terminar volando como un barrilete perdido. Y las nubes grises se acercaban, estamos manejando con el frio que nos viene siguiendo desde el sur, en cada lugar que paramos nos dicen que estaba lindo hasta que llegamos.

Ya en la ruta, quedamos rodeados por algo que en mi caso particular nunca he visto, una tormenta de viento y tierra que nos encierra como si fuera un banco de niebla, no se ve mas alla de 300 mts en todas direcciones y el sol se torna opaco.

Llegamos a Neuquén tranquilos y con la tormenta que parece haber pasado por un costado. Nos costo un poco conseguir alojamiento, en todos lados nos dicen que està todo ocupado. Después del quinto hotel que nos manifiesta lo mismo, empezamos a sospechar que algo en nuestro aspecto no les inspira confianza. Y lo mismo nos pasa cuando caminamos por la calle, nos miran raro. Debe ser la tierra encima, el aspecto o no sabemos que cosa pero por suerte encontramos un hotel-pension de no mas de media estrella que nos da el ok. Los placares tienen un poco de moho, el baño ni siquiera una cortina ni tapa o boton del tanque del inodoro y el empapelado de las paredes esta incompleto en varios sectores. Pero después de todo es solo para pasar la noche y seguir viaje. Mañana vamos para Bahia Blanca, la ultima parada antes de llegar a casa.

miércoles, 9 de abril de 2008

Dia 21 - San Martin de Los Andes

Un dia mas en San Martin de los Andes nos da la oportunidad de conocer un par de puntos que se pueden hacer caminando. Obviamente, subiendo las montañas. Asi que después del desayuno preparado con dulces caseros, pan pebete, manteca y medialunas de las ricas, enfilamos para el Bandurrias, el cerro que esta frente al Arrayanes. Esta vez lo hacemos caminando, se puede hacer en auto pero no se lo digo a Charly para que hagamos un poco mas de esfuerzo.

Subimos de a poco entre las rocas y los arboles que a esta altura del año ya tienen los primeros colores del otoño. Creo que el paso por el sur ya esta haciendo sus estragos, el camino no presenta una dificultad muy alta comparada con la de otros sitios en los que ya estuvimos, pero después de un par de tramos en subida se siente el cansancio. Cada tanto tomamos un poco de aire y seguimos para llegar al mirador desde donde se puede ver el Lacar perdiendose entre las montañas. Y como nos ha pasado en estos dias, el viento nos ataca de frente sin piedad. No es mucho el tiempo que podemos quedarnos parados ahí, el clima se soporta pero con el viento es casi imposible no volver al reparo detrás de los arboles. Seguimos por el camino y vamos hasta el sector mas alto donde volvemos a ser atacados sin piedad por nuestro amigo el viento frio que nos viene siguiendo desde hace unos cuantos dias. Emi termina de sacar fotos y bajamos rapidamente para ponernos a mejor resguardo.

Volvemos al hostal y sacamos la camioneta para ir al Quila Quina, un balneario que está a unos 12 kms por un camino de tierra que se desprende de la ruta principal a la salida de San Martin rumbo a los siete lagos, subiendo hasta lo mas alto de la montaña y luego descendiendo en un camino zigzagueante hasta un muelle donde finaliza el viaje que realiza diariamente un barco desde el pueblo. Ahí paramos para comer algo, ya que nos agarró la hora del almuerzo y el corto esfuerzo anterior nos abrió el apetito. Debe ser el aire del sur, seguro.

Luego de almorzar como corresponde mirando el lago con el solcito que pega lindo, nos fuimos a dar una vuelta por la playita y adivinen que pasó. Si, asi es, a la vuelta de la playita nos agarro el viento de frente! Pero esta vez con las olitas golpeando contra las toscas. Charly estaba pensando en meterse un rato pero con las condiciones climaticas adversas, desistio de la idea. Después de caminar un trecho por el pequeño bosque de cipreses que anteceden la entrada a uno de los camping de la zona, volvemos con la camioneta hacia el descanso que nos merecemos. Que aunque el esfuerzo no fue mucho, la acumulación en el viaje a esta altura está mostrando los resultados.

Esta noche nos despedimos de San Martin de los Andes y comenzamos de a poco la vuelta cercana. Mañana salimos hacia Neuquén para pegar el salto hacia Buenos Aires y abandonar el sur cordillerano.

Dia 20 - Siete Lagos

Nos despedimos temprano de Bariloche, con mucho viento y algo de lluvia sobre los cerros que rodean el Nahuel Huapi. Nos vamos hacia San Martin de los Andes por el camino de los Siete Lagos, por lo que hay que pasar por Villa La Angostura. Unos kilómetros mas adelante el camino se divide entre el que se dirige al paso internacional a la izquierda y el de nuestro destino a la derecha. A los pocos metros de andar dejamos el asfalto y tomamos por la tierra.

Esta es la etapa que en mi caso particular disfruto de una forma especial, la zona del Parque Lanin que involucra los Siete Lagos hasta San Martin de los Andes, es de las que particularmente mas me gusta. Desde valles extensos entre las montañas a bosques cerrados de arboles descomunales, pasando por la vista de todos los lagos y lagunas que bordean la ruta, es para mi personalmente de los lugares mas hermosos que conozco.

La ruta de los Siete Lagos es en gran parte de tierra mejorada, lo que le da un aspecto especial. Seguro que es preferible que se pavimente y mejore la comunicación pero por el momento se puede ver que se estan haciendo trabajos para optimizarla. A los margenes se construyen pequeños paredones de baja altura con piedras encerradas entre alambres para prevenir la caida de tierra y rocas, habitual en las epocas de grandes lluvias. Tambien se mejoro el dragado del agua con cordones en “v” para conducir el agua como canales.

Como es habitual en esta zona, la lluvia alterna con la salida del sol y el viento. Vamos parando en algunos lagos para tomar fotos y estirar las piernas. La velocidad no puede ser alta por el estado del camino, con bastante barro en un par de subidas y bajadas que Charly disfruta especialmente pasando por todos los charcos que encuentra. Ya cercanos al Lacar, subimos hasta el Cerro Chapelco desde donde podemos ver las nubes que cubren intermitentes algunos cerros. Finalmente, nos encontramos con San Martin de los Andes al borde del Lacar, siempre hermoso desplegandose entre el Cerro Arrayanes y el Bandurrias. Charly y Waly nos encuentran un buen lugar para dejar las cosas y salimos a dar unas vueltas en busca de algun lugar para comer. Siendo las tres de la tarde y un dia Lunes fuera de temporada, no hay mucho. Pero siempre esta abierto “Peperone”! La pizzería hamburgueseria que no se pueden perder si pasan por aquí.

Volvemos para buscar la camioneta y subir al mirador Arrayanes, esta vez es la primera que no lo hago caminando, es raro. Arriba nos recibe el viento fuerte que sopla desde el Lacar y la lluvia inconstante que nos moja un poco. La vista es la mas conocida y quizas de las mas bellas en San Martin de los Andes; Emi y lo chicos aprovechan para sacar fotos. Nos estamos enfriando bastante desde los dos miradores asi que volvemos al vehiculo y nos vamos para el batallon que se encuentra casi a la entrada de San Martin donde Emi queria ver donde habia realizado su servicio militar y nunca habia vuelto a verlo; pasamos lentamente sin detenernos, reconoce los lugares y nos dice que esta igual a cuando habia estado.

Por ese mismo camino seguimos hasta el Lago Lolog a 12 kms de distancia por camino de tierra en subida; desde la altura se puede ver el valle cubierto de arboles y algunas chacras entre las montañas. Pasamos por varios Club de Campo y Barrios Cerrados, se nota que esta es la zona de recreación de alto poder adquisitivo, las casas estan ubicadas en estrategicos puntos en las montañas y con diseños arquitectonicos muy buenos. Llegamos al Lago Lolog y al bajar a la playa de arenilla negra, nos ataca el viento en forma frontal de tal forma que nos tenemos que poner de espaldas para que dejen de llorarnos los ojos. Un par de aves que intentan avanzar solo las vemos planear pero no avanzan, como si estuvieran en una manga de prueba de viento. No tardamos mucho en volver, siempre acompañados de sol, lluvia, sol, lluvia y asi todo el tiempo. Es lo habitual en esta zona.

Damos unas vueltas por el centro al regresar hasta la hora de la cena y decidimos quedarnos un dia mas para ver algunas cosas que aquí verdaderamente valen la pena.

domingo, 6 de abril de 2008

Dia 19 - Mascardi, Ventisquero y Tronador

Golpeando contra el ventanal que da hacia el Nahuel Huapi, escuchamos llover y a las olas del lago golpeando contra las piedras por el viento fuerte que ayer a la noche nos cortó la cara al volver de comer. Después de ver la carrera de F1y desayunar con el solcito que pegaba en el comedor, salimos a hacer lo que nos habia quedado pendiente, la visita al Cerro Tronador. El camino es por la ruta de vueltas y vueltas y más vueltas camino al Bolson, bordeando el Lago Mascardi, azul contra los cerros a rayas de claros de sol entre las nubes de lluvia que se enredan en las cumbres, lloviendo de a ratos Es lindo el color de la ruta mojada en medio de los arboles.

La entrada al camino del cerro no esta muy bien marcada, unos metros antes está el cartel verde de vialidad nacional que indica Cerro Tronador con la flecha señalando a la izquierda, pero hay que estar atento para no pasarse. Como nos pasó a nosotros. Retome y vuelta, al comienzo de una pared rocosa bastante alta, entre carteles de campings, suponemos que es por ahi. Y no nos equivocamos ahora.

El camino de entrada es de ripio/tierra, bordeando el Lago Mascardi, hoy de un gris verde plomizo y bastante chato entre montañas oscuras rodeadas de nubes de tormenta que se vienen encima, resuelve con la particularidad de la zona, en un momento esta lloviendo, oscuro y minutos después sale el sol. La constante es el viento fresco. Hoy casi da lo mismo fotografiar en color o blanco y negro, los tonos son bastante apagados. Pero al rato sale el sol y paramos en el mirador preparado un poco mas alto que el camino, apoyado entre las rocas. Sale el sol y nos permite sacar unas lindas tomas.

El camino tiene una particularidad. A la entrada del Parque Nacional, el guardia nos indica que el camino se angosta bastante en muchas partes, asi que solo se puede circular hacia el Tronador hasta las dos de la tarde y a partir de las cuatro se puede circular para la vuelta. El señor no nos engañó, es divertido pero desde mi ventanilla que da al vacio, por momentos se ve bastante cerca. De a ratos el bosque se vuelve bastante espeso, sale el sol y caen algunos rayos sobre el camino filtrados por arboles de tamaño descomunal, es muy lindo disfrutar del paseo entre el verde de la montaña y las fugaces apariciones del Lago Mascardi del otro lado. Al rato de andar, en un claro pasamos por el puesto de Gendarmeria y mas adelante una confiteria bastante grande donde se puede parar a tomar algo y calentar el espiritu un poco.

Ya estamos bastante alto, nos topamos de a ratos con esa llovizna de estar atravesando las nubes y mas alla nos encontramos con el primer mirador del Glaciar Negro, el Ventisquero Moreno. Es una especie de playa negra muy amplia en caida lenta hasta lo que parece el lecho de un lago a medio llenar, que contiene hielos de glaciar como sucios y rayados. Mas atrás estan las montañas que lo rodean, dos ubicadas formando una caida de embudo donde se ubica el glaciar bajando desde la cumbre, lo que produce una especie de pasillo gigantesco por donde entra un viento helado que nos pega en la cara como si hubiesen abierto un congelador inmenso con un ventilador turbo apuntandonos directamente. Ni preguntar el origen del nombre ventisquero, alli se eniende muy facilmente. Charly y Emi no pueden con su genio y a pesar de las nubes oscuras que vienen bajando amenazantes desde los picos, baja al lago a buscar un trozo de hielo mientras volvemos con Waly a un sector un poco mas protegido. Al volver nos dice que tocaron el agua para alcanzar un trozo de glaciar pequeño y casi se congelan las manos. Es como intentar sacar agua de la cubetera de un freezer.

Seguimos unos 1000 metros más y estamos en la base del Tronador. Por entre los arboles, se pueden ver varias caidas de agua que golpean contra las rocas desde mucha altura. Entramos a una pequeña cabaña con el fuego prendido y comemos algo ahi ya que son las tres de la tarde. Charly y Emi se dirigen mas tarde al camino que los lleva cerca de la base, un sendero de aproximadamente unos 1500 metros que termina en un letrero que les prohibe el paso. Obviamente, siguen camino y llegan hasta la caida de agua, un spray permanente empujado por el viento que sopla fuerte, los moja y congela. Vuelven helados y contentos, tomando algo caliente para alcanzar temperatura ambiente.

Hoy dejamos Bariloche, ya mañana comenzamos el camino hacia San Martin de los Andes y de a poco empezamos a acercarnos a nuestro punto de partida

sábado, 5 de abril de 2008

Dia 18 – Bariloche a troche y moche en coche

Cita obligada de Charly con la Formula 1, a las siete de la mañana estabamos todos viendo la clasificacion. Una vez terminado nos fuimos a desayunar mirando el lago sin idea del plan para el dia de hoy. Por lo aprendido a la fuerza en el velero de Kelo con la tormenta sorpresiva, el lago estaba lleno de “ovejitas” (para los desmemoriados, la espumita que se forma en la cresta de las olas) con bastante viento. Al salir a la calle se empezaba a notar que se venia el fresco de una buena vez, estamos en Abril y por algunos dias parece verano en esta zona.

Fuimos a hacer lo que se llama Circuito Chico. Pasamos por el cerro Otto (el cerro “oto” que está después de “ete”, viene “ete y depué el oto”, chiste ingenioso del amigo Pollastri en viaje), pasamos por el Llao Llao, paramos en el mirador que tiene una escultura de la virgen con vista al lago, en fin, el circuito turistico de los ganadores de Feliz Domingo en forma completa, terminando en el Cerro Catedral o lo mas parecido que conocemos a Ciudad Fantasma.

Ni una gota de nieve, las laderas peladas, solo lluvia, todo el complejo vacio, el viento, las pistas de esqui al desnudo, era como ver un parque de diversiones abandonado, llegar a San Clemente del Tuyu en el mes de Agosto un dia domingo de lluvia. Damos unas vueltas y volvemos imaginando que debe ser barbaro en temporada alta. Llegados nuevamente a la ciudad, vamos a ir para el Lago Mascardi y visitar el cerro Tronador pero un rato después se larga una tormenta de esas buenas y decidimos suspender, ya que Charly nos advierte que el camino al Tronador no esta en buenas condiciones y con esta lluvia se haria muy complicado. Asi que vuelta al hotel desde donde vemos al lago muy picado y por las nubes de lluvia no se pueden ver las montañas del otro lado. Al rato de estar mirando tele y abrigados, nos agarra el hambre, asi que salimos a buscar algun lugar para comer. Diez o doce cuadras mas adelante, después de mojarnos un poco, satisfacemos el apetito.

No hay mucho para hacer el dia de hoy, una jornada tranquila, aprovechamos para ver un poco de tele, compramos chocolates del Turista y nos tiramos a tomar unos mates. Es el primer dia realmente feo que nos toca en los 18 dias que llevamos de viaje, la verdad que no podemos quejarnos para nada. Reunion de Consejo para analizar los siguientes pasos del viaje, tenemos unos cuantos dias para la vuelta y analizamos las posibilidades, lamentando que no sean muchas, pues rutas en buen estado no hay mas que un par para cruzar hacia la costa.

Nos vamos a cenar, Charly se pide un pollo con salsa de hongos para evitar mi critica del otro dia que pidió ciervo con salsa y le dije que se habia comido un Bambi, pobrecito. A la vuelta pasamos por la primer chocolateria que encontramos, se levantó un frio como de freezer pero con un ventilador gigante. Mañana nos despertaremos para ver la carrera y aprovechar el ultimo dia en Bariloche ya que el Lunes tenemos que dejar la hosteria y volver al camino rumbo a los nuevos destinos que nos quedan.

Dia 17 - Arrayanes

Luego de desayunar mirando por los ventanales el lago Nahuel Huapi con tostadas, medialunas y café para todos, salimos con la camioneta en direccion a La Angostura, lugar del que todos seguramente escucharon hablar y mas de uno ya visito por ser el lugar obligado de cualquier circuito turistico en la zona. Acompañados por el lago con sus crestas blancas de pequeñas olas pegando a contraluz del sol que se levanta, recorremos el camino que es una especie de circuito de montaña semejante al que vemos en la vuelta de ciclismo de España o el Tour de France. Se nos ocurre, en esas ideas peregrinas de vacaciones, que podria ser una buena idea hacer una especie de Vuelta a Los Lagos internacional partiendo casi desde Epuyen o El Hoyo hasta San Martin de los Andes.

Dando la vuelta a La Angostura, damos con la entrada al camino hacia el bosque de los arrayanes. Un cartel nos indica que el trayecto es de 12 kms y se realiza en aproximadamente 3 horas. Nos indican que los primeros 1000 metros son en subida y luego es mas parejo. En los primeros tramos existe un camino de madera con escalones y mirador, accesible y practico. No podemos perdernos porque el camino es claro y bien marcado, a cada kilometro tenemos un cartelito que nos indica la distancia recorrida. Pero el calor del otoño tardio hace que caminemos en remera bajo el sol que pega fuerte.

En algunas partes del camino nos siguen las abejas que son numerosas. Con Emi calculamos que la variedad de miel debe ser muy rica de acuerdo a la vegetación variada que vemos. Cada tanto se ven arboles caidos de un tamaño considerable, las raices al aire como cabezas de medusa de madera y troncos cortados para dejar libre el paso, ideales para mesas rusticas. El camino es en subida y bajada, agradable pero trabajoso. Ya transcurridas mas de dos horas y a poco de llegar a los arrayanes, nos internamos en un bosque de arboles inmensos, increíblemente altos y con un diámetro de dos a tres metros. Mas adelante esta el bosque de arrayanes, con su corteza de color particularmente naranja. Damos unas vueltas y empezamos a pensar en tomar el catamarán para la vuelta. El precio es de unos modicos… $ 45!! Asi que decidimos tomar el mismo camino de vuelta y caminar lo necesario, o sea, tres horas nuevamente. A paso redoblado y continuo, llegamos al punto de partida en casi la mitad de tiempo, extenuados pero felices de sentarnos en la camioneta!

Con el importe ahorrado, decidimos gastarlo en una taberna gallega que encontramos cerca de nuestra hosteria. Calida y sabrosa, disfrutamos hasta el postre bien ganado en el esfuerzo de la caminata del dia.

viernes, 4 de abril de 2008

Dia 16 - Una nueva etapa

Esquel posee un centro de esqui muy importante llamado La Hoya cuya entrada queda casi a la salida del pueblo. Después de desayunar religiosamente como corresponde, enfilamos para alla por un camino de ripio (nuestro gran amigo ripio que es recibido con vítores de “alegria” cada vez que lo sentimos) que no es de cornisa pero que tampoco es muy comodo. Seguramente las combis en invierno lo hacen con esquiadores todo los dias pero para nosotros representa hacerlo con mucho cuidado, las pendientes son empinadas y mirar al costado del camino da un poquito de impresión. Arriba nos recibe el vacio. Pero no el de la distancia al pie de la montaña, el de la ausencia de personas. Claro, aún falta la temporada y lo que van a ser las pistas de esqui con gente bajando a toda velocidad, son solo caminos inclinados de piedra. La vista de Esquel desde la altura se disfruta igual y nos asomamos a los refugios y bares de descanso de alpinista para chusmear lo que en unos meses estara repleto de movimiento.

Luego de la recorrida matutina, enfilamos para el Bolson. Con el tanque lleno, por suerte. Ya nos acercamos al tramo mas pintoresco y representativo de los folletos de “venga al sur”, sierras cubiertas de verde y pinos, camino asfaltado, al fondo algun pico de nieve permanente, tan alejado a los kilómetros de desierto y ripio que igualmente tienen su encanto para el que le gusta el turismo no convencional. Pasamos ya por lugares como Epuyen con su lago, El Hoyo y sus casitas al borde de la ladera empinada de la montaña humeando lentamente blanquecinas sus chimeneas, todas postales representativas de vida natural, ecologica y tranquila. Es otro mundo rotundamente diferente al que dejamos, es como otro pais, las dicotomías que se plantean en diferencias de kilómetros.

El Bolson es casi tal cual el imaginario popular lo ha edificado. Llegamos y nos encontramos con una feria artesanal de las que uno espera pero con una onda increíble en la gente. El turismo aquí es completamente diferente, el ritmo, la apariencia, la tranquilidad, el recibimiento de la gente del lugar es como en ningun lado que pudiera ver. Un muchacho que vende mbiras y diferentes instrumentos hechos a mano con disposición para charlar y mostrar sus productos, un personaje de largos cabellos blancos con una flauta construida artesanalmente que luego veremos y escucharemos tocar una pieza clasica en un pianito bajo la sombra de un arbol contemplado por dos turistas extranjeros, la sonrisa y buena onda de la gente del lugar, aca todo es para tocar y probar, no hay prohibiciones ni resistencias. No puedo dejar de sentir mucha simpatia por esta gente y su entorno, enmarcado por el cerro Piltriquitron. Todo eso que me hace desear regresar con mas tiempo a este lugar dentro de no mucho tiempo. Un refugio para el alma.

Después de almorzar una buena pizza en lo de Tuqui, que resulto ser salteño y vaya a saber el motivo por el cual termino en esa zona del planeta, nos vamos a visitar el Rio Azul y Cabeza del Indio. El rio, creemos que producto del fin de la epoca del deshielo, es un hilo de agua y no representa lo que he visto en algunas fotos que saco mi amigo Alejandro en el mismo lugar. Tampoco comprendo el motivo del excesivo calor que sufrimos, se supone que es otoño y por la cantidad de tierra que vuela en el camino, suponemos que no llueve hace mucho. Vamos hacia Cabeza del Indio. Un sendero donde se puede llegar facilmente y sin hacer demasiado recorrido y otro sendero mas complicado que nos anticipa un camino de cornisa. Obviamente, vamos por el camino de cornisa. Luego de subir un tramo amplio por una trabajosa pendiente, nos encontramos por el camino de cornisa que es, como corresponde, bastante angosto y alto. Nuevamente en solidaridad con Charly, vencemos el vertigo y caminamos sin mirar hacia abajo, pasamos por debajo de una piedra de tamaño bastante imponenente y cuando nos damos vuelta, vemos la cara del indio mirando al cielo tallada naturalmente por la erosion.

Volviendo hacia El Bolson empezamos a pensar si nos conviene quedarnos en Bariloche unos cuantos dias y desde alli recorrer la zona o vamos hasta San Martin de los Andes y después bajar. Gana la opcion de Bariloche. Salidos del Bolson existe lo que se llama El Cañadon de la Mosca, un pasaje hermoso de la ruta rodeado de pinos enclavados en la ladera con decenas de vueltas en tirabuzón hacia un lado y hacia el otro que hace que uno pierda conciencia para que punto cardinal se dirige. El paisaje de montaña ayuda a la contemplación, diferentes tonalidades de verdes que ocasiona el otoño, los lagos que toman todas las variaciones del azul verdoso, como un ejemplo de lo mas representativo de los paisajes del sur.

Al llegar a Bariloche nos encontramos con los primeros indicadores de una ciudad mayor. Un basural de tamaño importante al costado de la ruta tapados con “mediasombra”, una especie de conurbano pobre y precario unos kilómetros antes de llegar, una diferencia muy notable con lo visto en dias anteriores en otras ciudades mas pequeñas. En mi vision me resulta algo chocante.

Luego de dar unas vueltas chusmeando los lugares para quedarse, Charly con su natural instinto frena la camioneta y nos indica una hosteria para preguntar, que resulta ser de precio accesible y al borde del Nahuel Huapi. Al bajar a ver la habitación, corremos las cortinas y estamos a poco metros del lago azul oscuro con las olas que rompen a pocos metros. Banda ancha, tele para ver la carrera de F1 el domingo, no les falta nada. El humor cambia radicalmente, un lugar donde bañarse y acomodarse por unos dias sin tener que armar y desarmar valijas diariamente, lavar la ropa cubierta de polvo, el turismo salvaje da paso a algo mas convencional.

Finalmente damos unas vueltas por el centro, cenamos tranquilamente y volvemos comprando chocolate para comer en la habitación. Otra etapa comienza.

jueves, 3 de abril de 2008

Dia 15 - La Odisea

Dia feriado 2 de Abril, ocho y media de la mañana y absolutamente nadie en Capitan Sarmiento (aparece como Sarmiento en el mapa por si alguien tiene ganas de buscarlo, no es facil) Desayunamos en el bar del hotel con facturas recien horneadas, esas de tamaño generoso, que fueron a buscar especialmene para nosotros con la chica que mas tarde llego con el paquetito de papel. En este caso no es un lobby preparado para la ocasión, es un bar en serio, de esos viejos con mostrador enorme y mesa de pool para jugar. Las habitaciones estan detrás, en una especie de casa anexa con conformacion de modelo tipo chorizo. Para nosotros fue mas que suficiente después de un largo dia de ripio.

El calculo para hoy es que tenemos un poco menos de medio tanque, o sea aproximadamente 20 litros y dos caminos a tomar: 175 kms a Comodoro Rivadavia en direccion a la costa o 260 kms subiendo hasta Gobernador Costa, con la esperanza de encontrar una estacion de servicio que esté provista de combustible. Tomamos la decisión de ir por el trayecto mas largo con la idea de ir economizando con el mismo metodo probado anteriormente, a 2000 revoluciones en quinta velocidad, o sea, no mas de 80 kms/h. En el camino nos reciben fuertes ráfagas de viento, subidas, bajadas y algo de lluvia para completar el cuadro.

A esa velocidad ya empezamos a fijarnos en detalles de puro aburrido que estamos. La erosion trabaja en forma caprichosa formando cañones rocosos de baja altura al pie de las sierras que vamos rodeando. Los pastizales son matas semicirculares amarillas y verdes de coronas espinosas que ya habiamos visto subiendo al Fitz Roy. En este tramo lo mas dificultoso para manejar es ganarle la batalla a la impaciencia para llegar con el combustible. Me pongo a leer un libro que llevé para no dormirme mientras los otros escuchan musica o consultan el mapa. Ya no hay provision de galletitas ni mate. Una tristeza. Después de tres horas, asoma Gobernador Costa en los carteles y rogamos que haya combustible por que de otro modo nos tendremos que quedar a dormir ahí hasta que llegue el camion cisterna, la reserva ya no debe alcanzar ni para dar una vuelta al pueblo

Llegamos y hay nafta super! Como queremos a Gobernador Costa! Fiesta Nacional del Potrillo! Parece que todo pueblo tiene un motivo para una fiesta. Llenamos el tanque y Charly nos dice que nos quedaban sólo dos litros en la reserva. Cargamos agua para el mate, galletitas para el viaje y ahora si, mas tranquilos, a buscar a Esquel de una buena vez por todas.

Las sierras de laderas verdes nos indican que nos acercamos a la cordillera. Llegamos a Esquel contentos y ya empezando a calcular el siguiente tramo de lo que nos queda de viaje. Vamos hasta Trevelin para conocer unos saltos de agua mientras empieza a caer el sol. Obviamente, después de todo el ripio que pasamos, al volver a subirnos a la camioneta nos damos cuenta que pinchamos una goma. Una vez arreglado el inconveniente, volvemos para dar unas vueltas caminando por Esquel y luego cenar. Mañana saldremos para Bolson y seguramente nos quedaremos unos dias en Bariloche para recorrer la zona cercana a los siete lagos.

Es ahora que hablamos de la diferencia de tomar un avion y llegar a Calafate o a Ushuaia y hacerlo de esta forma. De esta forma uno toma conciencia real de las distancias increíbles y de lo difícil de las condiciones de pueblos perdidos en el medio de la nada descuidados totalmente de la voluntad del estado.

miércoles, 2 de abril de 2008

Dia 14 - Ruta 40

Sin necesidad de ningun tipo de llamada, nos levantamos coordinadamente bien tempranito tal como habiamos quedado la noche anterior. Por lo que habiamos averiguado sabiamos que el camino no iba a ser facil a travez de la mitica Ruta 40. En este tramo nos habian advertido que en su mayor parte era de ripio y no en muy buen estado. Ademas del problema del combustible; solo dos o tres estaciones en un tramo mayor a los 600 kms con grandes extensiones sin ningun tipo de pueblo o ayuda posible.

Salimos bien temprano, a las nueve de la mañana en la ruta y ya desayunados, despidiendonos del Chalten con el Fitz Roy saludandonos claramente y sin nubes por todo el trayecto de 100 kms que une a la ruta de entrada con la 40 y un poco mas tambien. El primer objetivo era llenar nuevamene el tanque en Tres Lagos, un pueblo de no mas de 20 casas al que entramos sin necesidad ya que la estacion de servicio estaba en la ruta. Aclaracion que nos dieron dos paisanos a la puerta de la casa extraidos como de una foto en sepia, su sombrero de fieltro pequeño, las bombachas, una zapa y bigotes a lo gaucho. Cargamos completamete el tanque de la camioneta y apenas unos kilómetros mas adelante empezaba el ripio. Y a prepararse para lo mejor.

La Ruta 40 es originalmente un proyecto de ruta panamericana que debe unir Alaska con Tierra del Fuego, atraviesa varias de las zonas mas hermosas el pais ya que su extensión se distribuye bordeando la cordillera. Las maravillas que se pueden descubirir, no solo a vista desde la ruta sino tambien ingresando un poco por caminos alernativos, son increíbles. Desde Los Antiguos hasta las cuevas de las manos, todo digno de explotarse turisticamente. Si fuera una ruta transitable.

En diferentes tramos y en forma alternativa, vamos y esquivamos cuadrillas trabajando en el asfalto, lo que ocasiona tener que transitar por un camino alternativo de ninguna forma recomendable para cualquie vehiculo. La lluvia incesante de piedras de diferente tamaño golpeando bajo el chasis ensordecdoramente y la constante vibracion producida como nunca antes habia experimentado, hace que no sea recomendable para subir después de El Chalten en un auto comun de calle. Por el ritmo que llevan las obras, es posible que se pueda hacer en uno o dos años, pero ahora olvidenlo. En ciertos tramos se diferencia la ruta dal campo solo porque no crecen los arbustos pequeños que estan a campo traviesa. La habilidad de Charly para conducir en estas condiciones, realmente es para sacarse el sombrero y felicitarlo.

La primera parada debia ser para recarga de combustible.. Que es un punto en el mapa llamado Bajo Caracoles, unos surtidores de números grandes mecanicos de la decada del sesenta y un almacen donde amablemente nos hacen unos sanguches de pan de campo que a esta altura del camino y después de vibrar por cuaro horas continuas, nos vienen barbaro. Pero no hay combustible. Mas dificultades. Seguimos adelante ya que no se puede volver atrás y el camino que sigue empeora aun mas, andar sobre huellones o saltando piedras de tamaño de huevos de avestruz, no es tarea facil y sumamente estresante. Cada tanto, sin decirnos nada, miramos hacia atrás para ver si hay signos de perdida de combusible por el impacto de las piedras. Luego de seis horas de marcha, 50 kms antes de llegar a Perito Moreno encontramos asfalto. Agradecemos infinitamente dejar de vibrar por un rato y andar un poco en paz.

Recargamos en el pueblo y nos explican que mas adelante hasta llegar a Rio Mayo, el ripio es igual o peor aun y que hay un tramo en el que hay arenales en subida por lo que se los debe agarrar en primera o con buen impulso. Y es cierto, mas adelante los encontramos y dudamos que cualquier auto los pueda pasar si lo toma desprevenido. Dos horas mas para hacer 120 kms, nos encontramos con Rio Mayo, capital nacional de la esquila, un pueblo con calles… de ripio!! Asi que seguimos de largo para encontrarmos con un poco de ruta. Y ya son las siete de la tarde y se hace de noche. En el camino Waly advierte que hay un pueblo desviandose 76 kms de la ruta, Capitan Sarmiento y hacia alla vamos. Encontramos un hotel a gusto, de esos de pueblo, nos vamos a comer a una parrilla para reponer fuerzas y volvemos a descansar. No sin antes enterarnos que no hay nafta en el pueblo. Tenemos 260 kms hasta la proxima estacion y el tanque a medio llenar, lo que nos da una autonomia de 250 kms aprox. Alguna mas dificil no hay?

Solo queremos llegar a Esquel y empezar un viaje un poco mas tranquilo! Veremos mañana cuanto tenemos que sufrir para llegar a destino.

Dia 13 - Majestuoso Fitz Roy

El Fitz Roy es el pico que domina El Chalten. Tiene la particularidad de estar oculto la mayor parte del tiempo, las nubes cubren los picos que la conforman y no es facil poder observarlo completamente. En la base existen dos lagos, el Tres y el Sucio (no me pregunten porque se llaman asi, ni idea) que son consecuencia de dos glaciares que bajan abrazando las laderas. Charly nos conto que hace tres años intento subir a la base que se encuentra a 1150 metros sobre el nivel del mar, 720 metros por sobre el pueblo del Chalten que està a 430 mts sobre el nivel del mar, pero una nube permanente de frio, agua y viento le habian impedido llegar. Incluso al bajar tuvo un ataque de hipotermia por las condiciones del dia. Ya sabiamos que intentar llegar no era una empresa facil. Y por eso mismo fuimos a intentarlo.

Después del obligado desayuno y de comprar algunas viandas en la panaderia de cerca, acometimos la subida. En el hostal nos dijeron que lo ideal es salir lo mas temprano posible a la mañana, ya que en esta epoca es habitual que este despejado con sol y a la tarde se nuble impidiendo el ascenso con vista de los picos. Y que el sol permanezca todo el dia es algo muy inusual.

Llegamos al comienzo del camino. Los primeros metros ya no son faciles, una especie de escalones formados con rocas y troncos ponen a prueba la resistencia de las piernas. Pero eso es solo el comienzo. Eso dura una media hora de trayecto y el total hasta el Fitz Roy es de cuatro horas de caminata y subida. Nos adelantamos con Emi charlando, Waly y Charly se quedan mas atrás. Empieza a hacer un poco de calor pero no por el clima, es por la actividad fisica. Se puede andar tranquilamente con un polar y una remera, la campera sobra y va a parar a la mochila. La camara de fotos esta lista por que en cada vuelta nos encontramos con algun motivo que vale la pena. Rodeamos ascendiendo por un camino angosto una inmensa pared de piedra iluminada por el sol del mediodia. El tiempo nos esta acompañando estupendamente. Si hubiesemos llegado un dia antes, no hubiesemos podido tener todo este panorama increíble.

A la vuelta de uno de los tramos y por sobre un bosquecito donde nos encontramos con un gallego (este si, de Galicia en serio) que para en nuestro Hostel con los padres y que ya lo habiamos visto hace unos dias sacando con una camara de fotos increíble que envidiamos en el catamarán del Perito Moreno unos dias antes, nos salen al encuentro los particulares picos nevados de las montañas que intentamos alcanzar. Imponente, aun en la distancia. Esta parte ya es en pendientes menos graves, un poco mas comodo para transitar. La vegetación es increíblemente verde contrastando con los ocres que empiezan a aparecer intermitentemente del otoño que llega. Después de descansar un poco en unas sobresalientes rocosas, considerando que llevamos mas de una hora de caminata entre piedras, troncos, tierra y raices que sobresalen, enfilamos hacia la laguna Capri, que se encuentra desviandose un poco del camino. Un ojo de agua inmenso, clara y transparente, potable para beber como todo lo que aquí proviene de la montaña, con el fondo nuevamente del Fitz Roy que se asoma en cada recodo. Seguimos viaje, que a esta altura ya es bastante.

Luego de pasar varios vados de rios con puentes de troncos donde se pasa de a uno, descansar un par de veces sobre algunas ramas secas, tomar agua y seguir camino, nos internamos en un bosquecito pero esta vez de arboles mas añosos y altos. En el centro aproximado, encontramos un camping natural donde gente de todas las nacionalidades arman sus carpas protegidos por la vegetación. Nos quedamos admirados del espiritu de esta gente, ya que a la noche no debe ser nada facil privados de toda comodidad y con un frio que se siente de verdad las cuatro o cinco cuadras que nosotros recorremos después de cenar hasta el hostal donde estamos. Y ellos solo con una carpa.

Y ahora, empieza lo mas divertido. A las tres horas de trayecto, en subida y bajada alternativamente, nos encontramos con un refugio para alpinistas con un cartel que nos dice que el tramo que sigue mas adelante son 500 mts en subida con una dificultad importante, se debe subir con calzado adecuado y con cuidado importante para prevenir accidentes ya que es camino de montaña con tramos que dan al vacio. Obvio que seguimos viaje después de descansar un poco y tomar algo de agua.

Al comienzo debo confesar que el letrero me habia parecido exagerado por el tipo de camino que encontrabamos. Era inclinado y de esfuerzo pero tampoco para ser alarmista. Waly iba a la delantera, yo lo seguia, y completaban Emi con Charly. Al rato de subir, las piedras se empezaban a hacer mas difícil de apoyarse y el aire empezaba a faltar un poco en los pulmones. De hecho, me daba la impresión que estaba con una pastilla de mentol en las fosas nasales, el aire me llegaba hasta las sienes. Lo paso a Waly recordando el dicho español, al mal paso darle prisa. Empiezo a subir duro y parejo. Y se empieza a convertir en el nivel difícil que decia el letrero. Las piedras ya no eran seguras, la inclinación era suficiente para caer rodando hacia atrás si no se tenia cuidado y las estacas pintadas de punta amarilla en zigzag, que es la unica forma de subir por la ladera pedregosa, era la unica guia. Por momentos me doy vuelta para apreciar el paisaje y lo unico que repito como un mantra es “nomirarhaciaatrasnomirarhaciaatrasnomirarhaciatras”. Ni para abajo, por supuesto.

A esta altura, los pasos son como los bebes, lentos, dificultosos, con mucho esfuerzo, sin aire y descansando cada tanto. El sol pega y se transpira como si fuera verano con la extraña sensación de que pega un viento helado de a ratos que congela la transpiración sobre la piel y la remera. Lo unico que uno quiere es alcanzar la cumbre que se ve ahí nomas, imaginando la dimensio de los picos al llegar ya que la ladera nos lo oculta. Ya falta poco, seguimos esforzando las piernas, los pulmones, es el momento en que agradezco haber seguido yendo al gimnasio tres veces por semana para no abandonar ahí nomas, rodar por las piedras y que me agarren abajo.
Finalmente, asoma la cumbre de la montaña y… hay otro tramo mas de subida y bajada! Pero esta vez repleto de piedras secas como si fuera una fotografia de Marte pero en estilo tobogán magico. Esto no termina mas!!

Finalmente y luego de subir la ultima lomada entre rocas, tierra, sol, calor, viento helado y cansancio, asoma en bajada imponente el objetivo. El Fitz Roy con toda su presencia de roca, rodeado de dos glaciares que lo abrazan y producen un par de lagos color verde menta a los pies. El paisaje es increíble, indescriptible y por mas que lo cuente no es transmisible. El esfuerzo valio la pena. Es disparar una foto tras otra, todo es motivo para una toma. Luego de un rato nos encontramos los cuatro y procedemos al almuerzo compartido. Algo que no ocurre todos los dias, comer al pie del Fitz Roy con un lago increíble, el sol que nos da un calor que quema y a 1150 mts de altura sobre el nivel del mar. Tomamos nota que el ultimo tramo de 500 mts en pendiente nos llevo una hora de caminata.

Nos quedamos una hora casi al punto de quedarnos dormidos al abrigo del sol y tirados sobre las rocas. Emprendemos el viaje de vuelta, no sin antes tratar de encontrar a Emiliano que se nos perdio en algun lado de la montaña entre lagos sacando fotos. En la bajada, repetimos numerosas veces como puede ser que llegamos hasta ahí, ahora hay que ir de frente y el vertigo y la dificultad se siente. Y mucho.

El trayecto de ida es de cuatro horas. El de bajada, lo hacemos en aproximadamente tres horas. Nos duelen los pies, las zapatillas, las piernas, las rodillas. Creo que nunca en mi vida senti un cansancio como el de hoy. Siete horas de caminata en subida y bajada. Extenuante, de verdad. Pero hermoso. Una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida.
Arriba, a punto de volver, brindamos con la petaca de whisky compartida por el objetivo alcanzado y la suerte que tuvimos que estuviera despejado todo el dia, lo que ocurre muy de vez en cuando aquí. Y con mi amigos de testigos, prometí a esos pedazos imponentes de piedra que voy a volver a visitarlas.

Dia 12 - Maravillas del Chalten

Esta vez no era necesario despertarse tan temprano y lo aprovechamos. Cerca de las diez de la mañana nos fuimos levantando de a poco y preparando para la salida. El Chalten se encuentra a 220 kms de El Calafate, por lo que el viaje será corto y no hay necesidad de salir con apuro.

Desayunamos tranquilos y salimos. Emiliano es el ultimo en salir y cargar las cosas mientras nosotros nos calentamos al solcito esperando su salida. Salimos a la ruta nuevamente y a los pocos minutos se puede divisar el Fitz Roy, el pico que domina El Chalten, particularmente sin nubes que impidan distinguirlo. Es habitual que esté permanentemente escondido detrás de las nubes y no en muchas ocasiones se lo puede ver en toda su magnitud. El tramo de ruta es muy bueno hasta el momento, se están haciendo mejoras en la ruta 40 en el tramo patagónico y la verdad que está nuevita. A la media hora de andar, el camino se convierte en ripio un poco mejorado, pasamos al costado de las maquinas viales trabajando que aplican el macadan. Esto hace que empecemos a aminorar la marcha y dejar la velocidad de ruta para tener que transitar con un poco mas de cuidado.

En algunos tramos me llaman la atención algunas posadas como perdidas en el medio de la nada y otros lugares para comer, pero al juzgar por lo que se ve desde la distancia, parecen tener buen movimiento de gente. El paisaje es muy parecido a esos imaginarios del sur, una ruta de ripio, las camionetas que nos cruzamos levantando tierra y algunas piedras, lugares perdidos donde poder parar a comer, todo parece salido de una roadmovie. Al rato de andar y ya en una parte bastante desmejorada, nos topamos con unas inmensas paredes de piedra de color arcilloso que el camino rodea, al borde del rio que pasa mas abajo en la llanura. No podemos evitar la tentacion, paramos la camioneta ya que no pasa nadie por un largo tiempo y bajamos para sacar una foto que es para el recuerdo. Una conjuncion de colores y lugar salvaje que solo pueden existir en estos confines patagonicos y ni siquiera el photoshop puede inventar.

Son aproximadamente unos 60 kilometros de ripio entreverado de curvas al borde del cañon de piedras que se realizan en aproximadamente una hora. Agradecemos de muy buena gana el comienzo del pavimento para dejar de vibrar como un secarropa mal cargado. Al acercarnos al Chalten, la cordillera se ve ahí nomas. El Chalten es un pueblo por el que se accede desviandose de la Ruta 40 unos 100 kms en direccion a los Andes, después de ahí solo quedan las montañas por delante, no hay nada mas. O nada menos. Se la denomina como la capital nacional del treking. Llegados al pueblo, se lo ve pequeño, de no muchas casas y con un viento que sopla fuerte, el imaginario de un pueblo del sur. Tierra, piedras y mucho viento que dobla todos los arboles que se puedan plantar sin una guia que lo sostenga. Llegamos al hostal, muy bien equipado y vamos a dar una vuelta porque nos gana el hambre.

Mientras almorzamos se nos ocurren miles de posibilidades de subsistencia bajo este viento tan intenso. Nos preguntamos donde esta la turbina y a que hora apagan el viento, que seguramente deben tener una red para frenar en algun lado todos los objetos que vemos volar, imaginamos las personas pegadas hasta que alguien de la familia las pasa a buscar, los pajaros aca ya no existen ya que estan todos tratando de volver de donde los arrastro el viento, van volando con viento a favor y se toman un micro para volver, y miles de pavadas más.

También Chalten ofrece situaciones particulares como verse por fuera como un pueblo de montaña pequeño y casi sin ningun recurso de los centros turisticos habituales, las veredas y cordones se encuentran como listos para terminar pero las calles son de tierra y piedra. Pero en su aspecto interior los hostales y restaurantes prestan un servicio de los mejores. Una mezcla de turismo aventura agreste y servicios de buen nivel. Se pueden ver turistas nacionales e internacionales que serian echados a patadas o mal mirados en cualquier restó de los que en Buenos Aires se ofrecen al turista, pero al estar acá es admitido como algo habitual. Se pueden advertir turistas de muy buen poder adquisitivo pero en plan vida salvaje. Y precios que en cualquiera de los Palermos actuales podrian ser considerados como elevados. Definitivamente, Chalten no es plan económico.

Volvemos después de almorzar y como parecen asomarse unas nubes oscuras de lluvia, salimos con la camioneta por uno de los caminos posibles para hacer en dirección a las montañas. Al rato de andar en un ripio por el cual hay que transitar con mucho cuidado, vemos un rio ancho que viene bajando sobre un vado ancho de 200 mts, aunque en este momento no es muy caudaloso. El camino es bastante escarpado, para hacer con cuidado y lentamente. Continuamos cruzando de tanto en tanto unos puentes de una sola mano, rodeados de unos paredones inmensos y montañas nevadas mas arriba, ya entre las nubes que nos llueven copiosamente de a ratos. Nos llama la atención un camping con bastantes carpas, no es para cualquiera el frio que debe hacer a la noche con el viento que sopla fuerte.

También es el lugar ideal para cualquier fotógrafo. No es necesario recorrer demasiados metros, que aparecen constantemente cientos de motivos fotográficos para concursos y exposiciones. Solo se necesita considerar el aspecto técnico, la exposición necesaria para captar los colores y la naturaleza sola nos regala todo lo demas, un presente para cualquiera con una cámara. Charly nos tiene una paciencia increíble por que a cada rato le pedimos que nos deje bajar para capturar algo que vimos, aún bajo la lluvia o el viento helado. De hecho, a la vuelta Emiliano me señala algo, le ordenamos a Charly que pare la camioneta inmediatamente y bajamos para tratar de captar ese instante que puede durar segundos. El sol asoma entre las nubes, ilumina los picos de una montaña encerrada entre otras dos, transformando su ladera en un dorado intenso rodeado de diferentes contrastes de luz. Creo que he sacado la foto más hermosa desde que empecé este vicio de la fotografía, todo gracias a este viaje. Impresionante.

En un tramo del trayecto de vuelta, nos detenemos un rato en un camino señalizado que se bifurca a un lado y nos internamos en la cascada del chorrillo, una chorro de agua que viene cayendo de los lagos que se encuentran más arriba sobre el Fitz Roy. Las fotos que se pueden sacar ahí son todas buenas. Nos metemos entre las piedras que cruzan el rio consecuencia de la cascada, nos mojamos un poco pero vale la pena.

A la noche cenamos ya en forma opípara, pastas para unos, lentejas para otros. De estas vacaciones creo que volveremos con unos kilos de más. Antes de irnos a dormir, con Emi y Charly nos quedamos mirando las estrellas bajo el frío como nunca se pueden ver en Buenos Aires. Emiliano nos da una lección de las constelaciones y cada una de las estrellas. Un muchacho que vuelve al Hostel, le pregunta a Charly que estamos mirando como si pasara algo diferente de lo habitual, las estrellas claras, limpias y cercanas como pocas veces nosotros las podemos ver. Nada, solo miramos las estrellas.

Dia 11 - Tres Glaciares

Esta vez el paseo proyectado del dia se llama “Tres Glaciares”, un circuito de navegación en catamarán por el Lago Argentino que comprende la Bahia Onneli con su glaciar, el glaciar Upsala y el Spegazzini, el mas grande de los tres. Tenemos que estar en Puerto Bandera a las 8: 30 asi que el toque de diana es a las 6:30 para levantarse, desayunar y salir con tiempo. Muy lindo todo pero hace un sueño de aquellos.

Pasamos la ruta mirando salir el sol a nuestras espaldas todavía dormidos y casi sin pronunciar palabra, abordamos el catamarán y nos ubicamos en el asiento mas cercano a la puerta de salida para poder disfrutar mas adelante el viaje sobre el puente. Al rato ya nos dejan salir a cubierta y aca sí que se siente el frio. Y mucho. Nos vinimos preparados con dos remeras, puloveres, polar, campera, gorros, guantes, pero cuando pega el viento se siente como navaja y corta la escasa superficie de piel que puede quedar al aire. Luego de un rato empiezan a aparecer a la distancia los primeros desprendimientos de hielo flotando en el lago. Enfilamos hacia un pequeño puerto ubicado en la Bahia Onelli y nos dejan bajar a tierra. Dentro de un pequeño bosque de lenga y guindos con un sendero marcado claramente para recorrer, no nos dejan salir ni un centímetro del camino a pesar de las ganas que tenemos de internarnos entre los arboles para intentar perdernos nuevamente, pero el primer “señor, por ahí no!” se lo lleva Waly y vuelve frustrado con toda la gente.

Luego de salir a un claro, se puede ver la bahia pequeña y todos los bloques de hielo flotando sobre la superficie. El guia nos indica que por nuestra seguridad podemos ir hasta cierta marca que se va a la distancia del lugar donde estamos sobre la playita de la bahia por que hay algunas vacas salvajes que se pueden ver entre los arbolitos, Obviamente, Charly es el primero en enfilar hacia ese lugar y luego de un rato nos acompaña el guia para ver hasta donde podemos llegar. En el trayecto nos cuenta que ese ganado, ahora salvaje, fueron unas cuarenta que se perdieron hace muchos años en un arriendo, se fueron reproduciendo naturalmente y ahora suman mas de cuatrocientas, Se acerca él primero hasta donde estan ubicadas entre los arboles y las ahuyenta pacíficamente para que podamos avanzar mas alla.

Ya esta haciendo un poquito mas de calorcito, eñ sol pega lindo y la verdad que abriga barbaro. Nos dicen que es muy raro que nos toque un dia asi, el cielo esta completamente celeste y no hay ni una sola nube, incluso cuando esta despejado en Calafate, en el glaciar es lo habitual que haya nubes. El guia nos muestra un termómetro que lleva colgado al cuello: la temperatura ambiente es de cero grado. Increíble, no se siente para nada (Claro, ni frio ni calor, dice Wali) Nos acercamos hacia la punta de la bahia y desde el lugar mas lejano que nos permite el sendero, podemos observar el glaciar en la otra orilla descendiendo de la montaña a unos doscientos metros con los trozos de hielo desprendidos flotando que se reflejan en el espejo de agua del lago.

Momento de la merienda. Nosotros no llevamos mas que dos tabletas de chocolate que nos vamos repartiendo como sobrevivientes de la cordillera. Y whisky no hay mas. Nos quedamos sentados recostados sobre las piedras tomando sol durante un rato largo hasta que Charly se aburre y se va con Emiliano a caminar un rato a ver que lo dejan hacer. Es parque nacional y no dejan levantar ni una piedra. Ya se nos hace la hora de vuelta al catamarán y en el camino encontramos a Emiliano que nos muestra un pedazo de hielo sobre una piedra que Charly logro rescatar del agua. Lo rompemos un poco y volvemos comiendo hielo de miles de años.

Ahora zarpamos hacia el otro brazo del lago donde nos encontramos con el segundo glaciar en importancia, el Upsala. En esta oportunidad la nave se acerca aun mas, nos permite sacar fotos, pasamos por entre los icebergs a una distancia muy corta donde desde el cual se puede apreciar el verdadero tamaño de estas moles de hielo. Nos acercamos mas al glaciar y es como un edificio de 10 o 12 pisos de alto. Detrás las montañas con los picos nevados y un reflejo que ciega. El espectáculo es maravilloso. El verde del lago contrastando con el blanco azulado de la masa de hielo, las montañas detrás y el glaciar bajando irregularmente por entre medio.

Luego de un rato de exhibicion, nos desplazamos hacia el glaciar mas grande, el Spegazzini, el cual se encuentra a unos 40 minutos. Este es el mas grande y se forma de la conjuncion de dos tramos. Es el momento en que la tripulacion aprovecha para hacer un par de maniobras y rccoger un pedazo de hielo para el whisky que proveen en la cafeteria del lugar a “un precio modico”. Que no podemos desaprovechar, obvio.

Luego del festejo, las fotos y filmaciones, volvemos para puerto. Rato que aprovechamos para dormitar un poco tirados en la popa al solcito que nos pega de lo lindo. Volvemos tempranito, damos unas vueltas por el centro hasta la hora de comer. Nos vamos a dormir y ahora nos toca saludar a Calafate. Un buen lugar, con maravillas un tanto caras pero que valen la pena el gasto.
Mañana salimos hacia El Chalten. Ya nos avisaron que no tendremos señal de celular ni Internet, asi que por unos tres o cuatro dias este blog queda en suspenso. Volveremos a actualizarlo seguramente cuando lleguemos a Esquel.

sábado, 29 de marzo de 2008

Dia 10 - Glaciar Perito Moreno

El Glaciar Perito Moreno esta ubicado a 7 kms del Calafate, yendo por una ruta con cerros a izquierda y derecha que, por la hora de la mañana en que estabamos, se veian a la distancia como derramados en diferentes tonos de azul con los reflejos a contraluz del Lago Argentino al pie. Mas adelante, una recta larga conduce hacia el Parque Nacional donde espera el glaciar Perito Moreno. El viento sobre la ruta es fuerte y bambolea de a ratos la camioneta.

Una vez que se entra al parque nacional, la ruta se convierte en un camino de montaña que obliga a aminorar la marcha para ir con un poco mas de precaucion. En varios tramos tenemos que esperar que nos den paso los trabajadores viales que estan mejorando el camino anterioromente de ripio, según nos dijo Charly que habia venido hace tres años. A la derecha, a la altura en la que estamos, se ve extenso y calmo el lago de color verde y después de dar una vuelta, podemos ver el glaciar desde lejos, sobresaliendo en zigzag entre dos montañas. Nos detenemos unos minutos en un mirador y seguimos viaje.

Al rato, saliendo del bosque que envuelve el camino, nos encontramos con un lugar de estacionamiento y espera. Ahí empieza a asomar la superficie del glaciar. Tomamos los abrigos, ordenamos los viveres para el almuerzo posterior, imprescindibles tabletas de chocolate para el frio y bajamos por la rampa de madera donde se pueden apreciar mejor las inmensas paredes de hielo con reflejos azulados que pintan las grietas. El sol esta alto y no hace demasiado frio, el problema es cuando sopla el viento que viene helado desde el glaciar. Unos metros mas abajo desembocamos en el primer mirador del glaciar con un cartel en madera para que los turistas se saquen fotos. A derecha e izquierda se extienden dos senderos que conducen a los miradores apostados en puntos estrategicos. A la derecha, un sendero de madera y cemento que se nota mas antiguo y a la izquierda uno nuevo de piso de metal enrejado y barandas de madera que se nota recien barnizada. El lugar parece estar renovandose constantemente por la explosion del turismo. Muy pocos hablan castellano y los que lo hacen, son mexicanos o españoles. Una babel de idiomas se escucha en todo el camino.

Luego de un rato, nos colgamos a mirar el glaciar desde la altura de la superficie. Es como ver un póster mil veces observado pero en tres dimensiones. Cada tanto se siente un ruido como de algo que se quiebra, en algun momento un estruendo como de un trueno lejano y tenemos la suerte de poder ver un par de bloques que se desprenden desplomandose en el agua de color verde esmeralda del lago Argentino con un ruido impresionante, inclusive teniendo en cuenta la distancia a la que estamos.

Volvemos sobre el camino y nos dirigimos al que se encuentra a la izquierda de la entrada. Este se interna por la vegetación de hojas coloradas que contrastan con el glaciar de fondo, bajando hasta casi la superficie de la base. Para quienes vengan dentro de un tiempo seguramente lo veran en un tramo mas extenso hasta donde termine la obra que aun esta realizandose. Charly y Waly, esperandonos sentados en un descanso hace un rato largo ya que con Emi vamos mas lentos para sacar las fotos correspondientes, reclaman a voz en cuello el almuerzo, uno sanguchitos que habiamos comprado antes de salir. No los trajimos, Quejas airadas del duo tosco. Los contentamos con un par de barras de chocolate y un par de raciones de whisky que ya se acabo totalmente. Motivados mas por el hambre que por el cansancio, emprenden al rato la retirada hacia la camioneta y los sanguchitos. Con Emi nos quedamos sacando fotos y esperando alguna caida de hielo. Es llamativo que la misma gente que no puede esperar cinco minutos en ninguna de sus actividades habituales, pueda quedarse tanto tiempo observando pacientemente una pared de hielo, bellisima por cierto. Los tiempos de la naturaleza parecen ser muy distintos.

Volvemos con Emi a la camioneta y al llegar, como no podia ser de otra forma en nuestro particular periplo, nos enteramos que… estamos son nafta. Bah, en realidad, estamos con la reserva y son 70 kms. Mas que justo. Parece que el viento de costado y la subida forzada del camino hizo que la camioneta gastara mas que lo habitual, asi que volvemos con lo justo. Ya nos vemos caminando por el medio del desierto unos cuantos kilómetros hasta Calafate para conseguir combustible. En realidad, quien hizo todo el desgaste fue Charly, por que los otros tres no pudimos defendernos del solcito que pegaba calentando por las ventanillas, el vaiven de cuna del camino y nos dormimos una buena parte del trayecto que lo haciamos a menos de 80 kms/h para gastar lo menos posible. Nosotros tambien le echamos la culpa al cd de rock sinfonico de Charly.

Finalmente aribamos contando los kilometros al Calafate, festejando con galletitas, papitas y bebidas sin alcohol para todos. Rendidos, nos pegamos un baño, nos vamos a comer nuevamente a “La Lechuza” y nos vamos a dormir tempranito, cansados y felices

viernes, 28 de marzo de 2008

Dia 9 - De Ushuaia a Calafate

Salimos de Ushuaia con un buen desayuno que nos preparó Marquitos, el dueño del hostal, apenas despuntando el sol detrás de los montes. Habia llovido durante la noche, aunque a esta altura nos parece que llueve todos los dias en esta zona. Alguna vez me habian explicado que gracias a las intermitentes lluvias y dias de sol que se suceden alternativamente, existen estos bosques montañosos tan tupidos, asi que no es cuestion para quejarse.

El camino de salida de Ushuaia transcurre entre los arboles que escalan la montaña y mas adelante lagos de un color azul profundo. El sol empezo a asomar por entre los picos de los montes, ocasionando un reflejo de plata en el pavimento mojado bastante molesto para manejar. Y finalmente nos fuimos de Ushuaia.

Luego deviene una sucesion de ruta, desierto, ruta, ripio, frontera Argentina-Chile, cruce en balsa por el estrecho de Magallanes con la suerte que justo al llegar estaba la balsa cargada esperando. Subimos nosotros, después llegan dos o tres vehiculos mas y partimos a la otra orilla. En el medio del estrecho pudimos ver lo que nos parecio una orca chiquita siguiendo la lancha. Obviamente, Emi saco una foto del lomo asomando por entre la espuma que dejaba detrás la embarcación antes que se perdiera en cuestion de segundos tan fugazmente como habia aparecido.

Luego ruta, aduanas y mas ruta, desierto, ruta, meseta, mate con galletitas, ruta, rutina de viaje. Llegamos a Rio Gallegos y doblamos hacia la izquierda para tomar el camino hacia el Calafate. Unas dos horas mas tarde, empezamos a descender del macizo por una pendiente en zigzag. Al doblar una curva hay un parador donde se observa un valle tapizado de verde. Paramos un minuto para sacarnos una foto y volvemos tiritando de frio, el viento nos pega fuerte a esa altura y se siente; entramos rapidamente al reparo de la camioneta. Seguimos bajando un rato largo y finalmente entramos a Calafate.

Que es una especie de Carilo pero de las montañas. Creo que la mayoria de la gente que nos cruzamos no habla español, muchisimo turismo internacional y todo preparado para eso. Los lugares son muy agradables y calidos. Pero muy caros, tambien. Finalizamos el dia, después de un merecido buen baño para cambiarnos el aspecto de ruta, yendo a comer a “La Lechuza”, uno de los tantos lugares que aquí son construidos y ambientados en madera rustica y elementos de diseño antiguo que son casi como un sello de la zona. Al volver se siente el frio del sur y mucho, lo suficiente como para volver rapidito e irse a dormir para reponer las energias que se nos fueron en el viaje de hoy.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Dia 8 - Los senderos del bosque

Lo bueno de salir sin un tour o un guia es que el momento de despertarse se realiza en forma natural, siempre hay uno que se levanta primero, hace un poco de ruido y de a poco los otros lo vamos siguiendo.

Para el dia de hoy nos habian recomendado ir a la Laguna Esmeralda, una hora y media de caminata desde la base hasta el lago que esta entre las montañas. Llegamos con la camioneta a la cabaña del Gato, un cuidador de perros siberianos que se encuentran detrás del edificio construido en madera de la entrada y nos fuimos muy contentos por un sendero que esta señalizado con diferentes marcas de colores. El paisaje del bosque es un festival para los fotografos, a cada paso se encuentran motivos de tomas, son todas como para ampliar y presentar en concursos. La dificultad se puede encontrar en escoger la exposición correcta porque el sol filtrandose entre los arboles produce un contraste intenso.

Luego de un tramo de caminata entre los arboles y el piso humedo, salimos por un portal hacia el turbal. Es una especie de manto verde sobre la tierra ondulada, con algunas protuberancias como de alfombra que se extiende en un claro amplio del bosque que baja hasta el pie de las montañas. La noche anterior habia nevado un poco en los picos y llovido en la tierra mas baja, por lo que la turba se convierte en una especie de esponja empapada que al pisar produce una sensación de caminata lunar pero con el suplemento de mojar los pies al irrigar el agua que contiene. A la derecha se extiende un pequeño rìo que empezamos a bordear en la subida. En un momento y sin saber de donde saliò, aparece un perro marca callejero que nos empieza a guiar. Increíble. Va adelante del que va a la cabeza del grupo y hasta nos espera si se adelanta demasiado y no podemos seguirlo. Incluso se sienta con nosotros si paramos un rato. Después nos explican que ese es el trabajo que se encontró el animalito, lleva a la gente por el camino de la laguna y después se queda esperando algo para comer.

Seguimos a nuestro amiguito de cuatro patas hasta mas arriba (cualquier camino en esta zona va hacia "mas arriba") y saltando entre las piedras para no seguir embarrandonos, luego de una pendiente de turba y barro, aparece la laguna Esmeralda entre las montañas. El color es el verde mas extraño que he visto en mi vida para un lago. El esmeralda que le da el nombre se esparce por toda la superficie tornasolando sus tonos de acuerdo al reflejo del sol que aparece de a ratos. Tomamos por la margen izquierda caminando sobre las piedritas y llegamos a dar la vuelta, no sin dificultad por que el lado contrario a la entrada no tiene camino y tenemos que caminar sobre troncos y arboles caidos. Pero vale la pena, como casi todo lo que se nos ocurre hacer hasta ahora.

Luego de un rato de compartir la petaca sentados en unos troncos debajo de la foresta, pegamos la vuelta y como no ligó nada de comida por que no llevabamos, el perro se va con otros turistas con los que nos cruzamos y nos abandona a nuestra propia suerte. Volvemos por el camino o lo que nosotros creemos que es el mismo camino.

Resultó que no lo era. Después de caminar un rato largo, nos miramos los cuatro y alguno dice “me parece que nos perdimos”. Suena algo absurdo perderse en una turba donde se puede ver una persona caminando a 1000 metros pero en ese preciso momento y por toda la tarde, no pasa nadie como para adivinar el camino. Siguiendo el instinto citadino de un porteño en medio de la naturaleza, nos dirigimos a la derecha cruzando el turbal. Seguimos el rio pequeño por el que veniamos. Y nada. Cruzamos absolutamente todo el turbal llegando a la otra punta y tampoco. En algunos tramos, la turba es alta, los pies se hunden, se humedecen y el esfuerzo es doble.

Ya estamos al borde del bosque y sentimos ruido de autos pasando por la ruta; decidimos cruzarlo para llegar a algun tramo del asfalto y retomar el camino pero por afuera. A los diez minutos de internarnos, perdemos todo punto de referencia y nos parece que estamos dando vueltas en circulos. Ahora seguimos perdidos, pero en el bosque. La sensación después de 40 minutos y sin ver una salida, es inquietante. Estar desorientado y sin saber por donde salir se vuelve algo quizas asfixiante. La consigna es encontrar la salida al turbal nuevamente y desde ahí decidir. Nos reunimos escoltados por un monton de arboles que se ven todos iguales y decidimos volver por donde venimos. Coordinadamente partimos los cuatro... hacia cuatro lugares diferentes. De alguna forma empezamos a caminar todos juntos para el mismo lado y cuarenta y cinco minutos después encontramos la salida. Al turbal. Ahora solo resta encontrar el camino en esa extensa llanura ondulada.

Ya que tenemos señal de celular, llamamos al numero del volantito que nos dieron en la entrada y nos dicen que por la descripcion que damos, nos desviamos muchisimo del camino, que vayamos hacia la antena que vemos a la izquierda sobresaliendo la copa de los arboles, cruzando todo el turbal que ya recorrimos para salir directamente a la ruta. Luego de media hora de caminata... perdemos de vista la antena. Luego de varias desinteligencias tacticas y por pura casualidad, tratando de no mojarnos los pies cruzando el rio, vamos hacia un precario puentecito de madera realizado con troncos viejos y encontramos un senderito! No es el original pero es mejor que seguir a ciegas. Un rato después, la patrulla perdida encuentra la senda demarcada! Pasamos algo mas de dos horas perdidos y para un trayecto que se hace habitualmente en una hora y media para ir y otro tanto para volver, lo terminamos en siete horas. Llegamos de mañana y volvemos de tardecita. Nos sentamos en la camioneta extenuados y casi sin hablar del cansancio. Pero contentos. Siguen saliendo las cosas mejor de lo planeado. Cuantas macanas más podremos hacer en los dias que nos quedan?

Mañana nos levantaremos tempranito, la idea es pegar el salto desde Ushuaia, hacer el cruce de fronteras, pasar por Rio Gallegos y dormir directamente en El Calafate. Esta noche es la despedida de esta ciudad que nos dio las mejores experiencias no planificadas que pudimos tener. Nadie puede negarse a venir hasta aca, es un regalo para llevarse toda la vida dentro.

Dia 7 - Contrastes


Hoy el trayecto proyectado era llegar a Bahia Lapataia, un recorrido que se puede hacer en la camioneta por un camino de mejorado bastante accesible. Por lo que pudimos levantarnos un poco mas tarde para desayunar tranquilos y abrigados por el solcito que entra por la ventana y nos abriga la espalda.

Salimos notando que las nubes estan sobre el mismo glaciar donde estuvimos sentados ayer. El tiempo nos acompaña de una forma estupenda; si hoy hubieramos querido subir al glaciar estariamos en medio de la nube y no podriamos ver ni siquiera nuestros pies congelados por el agua.

Arrancamos con la camioneta el camino y al rato entramos al Parque Nacional Tierra del Fuego luego de pasar por el costado a la estacion del tren del fin del mundo, apto para precios de turistas casi exclusivamente, transitando un camino que gira a izquierda y derecha alternativamente entre los arboles y nos ofrece contrastes de sombras y luces con el sol que se oculta y asoma alternativamente. Emiliano aprovecha en todo momento para sacar fotos. Es que a cada vuelta del camino las montañas y pequeños valles es un festival de fotos.

Llegamos al final y tenemos que bajar, aca termina la ruta 3 como indica el cartel y algo da vueltas entre los cuatro que planeamos hace un poco mas de cuatro meses este viaje. No es que venimos en un avion y bajamos aca nomas. Hace casi una semana que compartimos un espacio pequeño, devorando la ruta, conviviendo 24 horas, durmiendo alternativamente en viaje y haciendonos el aguante. Kilometro 3063 y de aca todo lo que queda es pegar la vuelta. Seguir adelante, de ser posible, es dar la vuelta para desembocar del otro lado. Desde donde se mirae es terminar para comenzar de vuelta.

Un sendero de madera nos guia para una vuelta de turista, sacamos algunas fotos con Emi, esas cosas de “turi” que se precie. Al costado del camino hay un letrero que nos indica unos 2 kms desembocando en la Bahia Lapataia pero mas al fondo y hacia alla vamos.

Lo primero que notamos es el piso de turba. Es como caminar sobre una alfombra mullida de las mejores. No solo la turba nos brinda amortiguación, tambien la tierra humeda es como acolchonada, un placer extraño y terriblemente agradable. Mas adelante atravesamos distintos tonos de verdes que nos brinda la vegetación humeda. A los metros nos encontramos con un bosquecito de yungas de un gris plomizo contrastante con el que veniamos viendo metros atrás. Seguimos caminando y en una especie de laguna negra vemos los restos de una castorera abandonada. Por un lado o por el otro nos entretenemos tratando de acercarnos a algunas liebres que se esconden tan rapidamente como aparecen, entre la parte baja de los matorrales.

Luego de una senda de unos veinte minutos, desembocamos en la parte mas alejada de la Bahia Lapataia. Un lago con algunos patos nadando distraidamente y las rocas al borde del agua transparente que deja ver el fondo. Se escucha el ruido del agua subiendo alternativamente sobre las piedras de la costa que dibuja una elipse de derecha a izquierda, sentado en una piedra al borde, dejo transcurrir el tiempo con los ojos cerrados. Parar el mundo por una milesima de segundo, el camino del guerrero. Hay veces que asoman algunos lugares propios que nunca se visitaron, pero que se reconocen en la conciencia.

Eso es sin duda una entrada, dice Emi señalando el espacio entre un par de pequeñas islas al frente del lago, refiriendose quizas a la bahia y su caracteristica. Si, quizas lo es. En mas de un sentido.

Volvemos para comer algo antes de salir al destino turistico emblematico de la zona. La carcel del fin del mundo, esa misma donde estuvieron personajes tan dispares de nuestra historia como Santos Rodino, el petiso orejudo, hasta Ricardo Rojas (si, ese del centro cultural, rector de la Universidad de Buenos Aires). Luego de traspasar la entrada principal, esta el museo maritimo. Aca es donde Waly se siente como si lo hubiesen dejado jugar en el mejor de los mundos. Maquetas de barcos, historias de marineros y flotas, mapas, instrumental marino antiguo, todo como para que se sienta feliz.

Mas adelante empezamos a adentrarnos en otra dimension. La historia del penal conocido como el del fin del mundo. Calculen lo que puede ser a principios de siglo ser enviado a un sitio donde no existe mas pueblo que unas 40 casas, la mayor parte del tiempo bajo metros de nieve, encerrados en celdas que no miden mas de dos metros por un metro y medio, una pequeña ventana enrejada que no excede de los 30 por 40 cms y con temperaturas de freezer. Mas alla de cada historia particular imaginada, no debe haber sido facil saber del destino encomendado sin quebrarse. A poco de entrar me llama la atención el gesto de la gente que camina sin esperar la guia. Los gestos son adustos, serios, con un peso no despojado de historia.

El recorrido no es facil si uno empieza a mirar las fotos, las historias, las caligrafias de las cartas enviadas a familiares en un norte tan lejano como la ilusion de escapar hacia algun lado con esperanza de sobrevivir. Las celdas, las muestras de grilletes, los trajes, los utensilios y mobiliarios, nos acercan a una realidad que desde nuestro lugar es inhumana. Parte de la historia de nuestra sociedad y sus organizaciones sociales se nos vuelcan y atropellan en una tarde de recorrido. La duchas del pabellón viejo, las letrinas en semicírculo, las increíbles puertas de madera maciza, todo contribuye a crear un clima de opresión que contrasta salvajemente con la paz y calma del recorrido paradisiaco de la mañana en Bahia Lapataia. La diferencia es abrumadora y provoca dolor de cabeza.

La salida es una bocanada de aire helado. Mas terrenalmente, pensamos en buscar facturas para el mate de la tarde. Mas tarde una cena en la pizzería recomendada por Marcos y fin del dia en el bar “Dublín” junto a un R2D2 de tamaño natural y unas Guinnes exquisitas para completar la jornada. A la vuelta, vemos en la tele unos cacerolazos mientras partimos unas tabletas de chocolate acompañadas de un buen scotch. La realidad nos atropella inevitablemente.

martes, 25 de marzo de 2008

Dia 6 - Comienza el Tosco Tour en Ushuaia

Hoy teniamos programado un viaje en velero que nos habia ofrecido Marcos, el dueño del Hostel donde estamos parando. Después de un desayuno con medialunas y palmeritas, con el sol pegando en la espalda que entraba por la ventana, salimos un tanto apurados con Emiliano a la busqueda de Charly y Waly que se habian adelantado para tratar de llegar a horario al barco. Un tratamiento especial debemos tener para Emiliano, quien detenta un ritmo matutino que difiere un tanto del que desarrollan los demás mortales. Su parsimonia en las ceremonias del despertar no son para cualquier organización inflexible del temperamento de todos los integrantes.

Apenas salimos, a la derecha vemos un arcoiris que nacia en las montañas hasta por detrás del puerto, provocado por las lluvias soleadas que aca ya nos empiezan a parecer algo habitual.

Minutos mas tarde y casi sobre la hora, llegamos al puerto donde vamos a zarpar. El viento es muy fuerte. Bastante. Ya se podia sentir desde tierra a la salida del hostel; al borde del agua se siente un poco mas. Embarcamos en el velero transportados en una pequeña lancha que nos acerca hasta el lugar donde esta fondeado, con nuestro capitan que va parado sobre la embarcación como yo voy parado sin agarrarme del pasamanos del subte C cuando encara la estacion Av de Mayo. Cada uno domina su espacio, claro.

A poco de partir, podemos ver la ciudad de Ushuaia desde el barco iluminada por el sol entre las nubes que filtran rayos, recordandome inmediatamente a Tippi Hedren cruzando hacia Bodega Bay en “Los Pajaros” de Hitchcock antes que las primeras bandadas de gaviotas atacaran. El viaje en barco es hermoso a pesar del frio y el viento que ya no molesta. Creo que ya nos vamos acostumbrando de a poco. Aprovechamos para sacar fotos, caminar un poco por la quilla agarrados a los cables asegurados al mastil y ver la ciudad desde la bahia. Un cuadro.

En un momento empezamos a sentir al velero que se inclina hacia babor. El timonel nos pide que nos ubiquemos del otro lado y seguimos maravillados el paisaje. Apuntando a la proa vemos nubes bajas y oscuras. Empiezan a soplar ráfagas intermitentes pero algo inquietantes. El oleaje lo vemos como un poco mas nervioso. Luego nos enteraremos durante la vuelta, entre el oleaje y el viento, que se denominan “corderitos” a los penachos de espuma que empiezan a asomar sobre la superficie del agua en mayor cantidad y velocidad. Suponemos confiados que es una condicion habitual de la zona. El velero extiende la vela frontal, gira y se ubica al lado contrario. Estamos virando en 180º.

El tripulante nos avisa que nos ubiquemos detrás, que en el lugar donde estamos nos vamos a mojar un poco por el viento que se levanto. Y el barco se inclina. Bastante. Vamos hacia atrás y ya el viento es importante. No solo eso, empieza a inclinar el velero en un angulo que Waly vio en el instrumental llegaba a 40º. Es como viajar parado en el tobogán magico pero borracho. Nos dicen que se esta levantando temporal y volvemos, los vientos son de 40 nudos aproximadamente (72 kms/h) y que debemos volver por seguridad. Le indican al barco que se cierra la navegación y que volvamos. Quizas es habitual en estos lugares este tipo de eventos pero no para nosotros, claro. La vuelta fue ardua, movida y emocionante. Un rato largo hasta entrar en puerto donde el barco se inclinaba, nos mojaba, nos zarandeba de lo lindo, todos agarrados y soportando el agua helada que pegaba a babor y nos empapaba. Entre el agua que se enfervorizo con mis pantalones y el viento entusiasmado, juro que por un rato no senti las piernas. Lo juro.

Llegamos algo mojados pero felices. Si lo hubiesemos querido hacer a proposito, no nos sale nunca. Fue un rato interesante, algo que se acerco a una hora con rafagas de viento helado pegando de costado, no es algo que se olvide fácilmente. Pedimos otra vuelta de esas pero cerraron el puerto y nos tuvimos que volver a casa. Emiliano, que estaba inclinado del lado que pegaba el viento-agua sacando fotos y yo que quede cerca del mismo lado, llegamos al hostel y nos pegamos un estupendo baño reparador con agua caliente para volver a ser nosotros mismos.

Como el Tosco Tour no se detiene y no somos de dar el brazo a torcer a la naturaleza asi nomas, a la tarde planificamos otra actividad.

A espaldas de la bahia se erigen varias montañas, una de las cuales se llama Monte Martial, el que posee un pequeño glaciar donde se puede observar su blanco contrastante con la roca. Y hacia alla vamos después de almorzar unos buenos sandwiches.

Nota importante: compramos un buen scotch (Ballantines) que forma parte del equipaje que llevo de ahora en mas en la mochila de exploracion.

Llegamos a la base y empezamos a ascender a pie entre la vegetación de selva montañosa y un rio de deshielo que proviene del glaciar adonde nos dirigimos. No voy a decir que es harto dificultoso pero tampoco es tan facil; se siente un poco, la verdad. Tenemos de fondo un constante sonar de agua corriendo por entre las piedras, algo parecido a esas fuentes de agua reiki pero de tamaño natural. Existe una aerosilla para subir pero es mas lindo definitivamente de esta forma.

Al llegar al fin del recorrido de la aerosilla, el glaciar se puede observar como ahí nomas. Estamos muy cerca, como no seguir mas adelante?. Ni se pregunta, vamos todos decididos por el sendero que asciende entre piedras y por algunos tramos, algo de musgo. El esfuerzo es suficiente para sacarnos el aire por trechos. O estamos muy fuera de estado o muy alto. En ciertos pasajes subir nos deja sin piernas y el centro de gravedad se desplaza de tal forma que quedamos cerca del piso. Faltan 200 metros, nos dice Charly, pero no son dos cuadras en casa. Esta tan cerca que es imposible vencer la tentacion de ir al tocar el hielo. Seguimos ascendiendo y el camino de tierra y rocas pequeñas se transforma en solo rocas. Ya el hielo esta ahí, lo podemos ver casi ahí nomas, seguimos por pura voluntad y ganas de llegar adonde dijimos que ibamos a estar.

Ya la ascensión es por la roca que nos trae agua helada del deshielo del glaciar. Vemos bajar algunos turistas pertrechados con equipos y nosotros con zapatillas de calle o borcegos de Alto Palermo y ganas. Y finalmente llegamos agarrandonos de las piedras, ayudandonos en nuestra torpeza de citadinos pero ahí estamos. Abrimos la petaca y brindamos con scotch por el paisaje que podemos ver desde ahí arriba. Increíble. Con Waly vemos descender un avion en la pista y estamos mucho mas arriba que el aparato. Vale la pena sin duda.

Dicen que la bajada es mas difícil que la subida. Y es cierto. Totalmente. Como neofitos que somos, subimos sin seguir un rastro cierto donde pisamos ni el camino que tomamos. Y al bajar ni siquiera lo reconocemos, asi que se convierte en una empresa tan dificultosa como subir. Nos adelantamos con Waly en la bajada. A veces lo sigo, a veces me sigue. Emi y Charly se ponen a jugar un rato en el hielo y se quedan algo retrasados. Luego de algo cercano a una hora gastando las piernas bajando, llegamos a la base. Al rato llega Charly con una de las caras de cansado mas intensas que le pude ver. Y felicidad, claro, como un chico que le dieron todos los gustos. Unos cuantos metros mas atrás, Emiliano sacando fotos. Lo unico que pedimos es que nos abra la camioneta.

A la noche, Waly y yo festejamos con pastas y vino. Charly y Emi con empanadas. Estupendo comienzo en Ushuaia, algo mas no podriamos haber pedido.

lunes, 24 de marzo de 2008

Dia 5 - Ushuaia!

A partir de ahora està el frío, si señor, el split esta puesto y no parece tener signos de que se va a apagar. Salimos bien tempranito de Rio Gallegos para alcanzar la balsa que nos va a cruzar del otro lado del Estrecho de Magallanes. Charly contento por que el madrugon para ver a Raikonen exitoso valiò la pena.

En el medio del desierto experimento la sensación del cuento de Borges “Los Dos Laberintos”, es tan inútil tratar de escapar el laberinto mas complejo realizado con el esquema mas enloquecido, como sobrevivir al laberinto sin barreras de la estepa que no se acaba nunca.

Con Emi tenemos el mismo pensamiento mirando por la ventanilla. Este es el clima y las condiciones que se encontraron los chicos en el 82? Una cosa es leerlo en lo diarios y noticias en ese momento o después en las imágenes de la tele. Otra cosa es estar aca y saber que esto es harto difícil para el que no es de la zona. Tambien difícil se me hace pensar en tribus indígenas que habitaran por estos lados y sin embargo estaban. Reflexiones de porteño. En mi mente se cruzan permanentemente imágenes de mi ciudad en contraposición brutal a lo que observo ahí afuera.

Una sucesion de colinas en la eterna linea recta que dura dias y dias de paisaje, me hace imaginar una colonia petrificada de colosales boas cubiertas con una alfombra verde digiriendo un elefante dentro como la que el aviador regalò al Principito.

Paso fronterizo argentino. Para quienes no lo saben (ignorantes entre los cuales estaba yo antes de este viaje) para ir de Rio Gallegos a Tierra del Fuego se cruza obligatoriamene tierra chilena. El paso por el estrecho de Magallanes pertenece a Chile. Por lo que debemos hacer una doble salida y entrada hasta el otro lado. Aduana Argentina y Chilena y aduana Chilena y Argentina para ir al otro lado.

Antes de abandonar Argentina por un rato, Emiliano encuentra su Nahual magico en la frontera; un zorro amigable casi como una mascota que se acerco y hasta se dejo sacar algunas fotos.
Kilómetros mas adelante, la balsa para cruzar el Estrecho. Como una nave de desembarco, se acerca abriendo su boca de metal donde pasan tres o cuatro autos rueda a rueda y subimos. Y en el medio del canal sobre el oleja tranquilo, sentimos el frio mas duro de lo que va del viaje. Descendemos del otro lado y a los pocos kilómetros nos espera un extenso camino de ripio que serpentea hacia arriba y abajo, escoltado por diferentes tonos en verde que se desarrollan cambiantes cayendo por las colinas desconlgandose desde el gris tormenta casi permanente del cielo. Unas pocas tranqueras enmarcan las figuras de algunos guanacos que ni siquiera nos miran pasar y ovejas que pastan a lo lejos.

Casi dos horas de ripio mas tarde, llegamos nuevamente a la frontera. De vuelta en argentina (suena casi ridiculo para quien vio esta parte del pais en un mapa de clegio toda su vida, pero es asi) unos metros mas adelante, paramos para almorzar en un puesto del ACA que parece salido de un recuerdo guardado en algun rincón de mi memoria de cuando tenia 6 años y veniamos de Corrientes con mis padres en nuestro Fiat 1500 y parabamos en las estaciones para recarga y estirar un poco las piernas. Una recepcion calida con sillones de cuero marron rodeando una mesita ratona cuya base es una vertebra gigantesca, suponemos que de una ballena o algo asi. Al fondo un comedor amplio donde nos sirven muy amablemente un plato unico pero estupendo.

Ya cerca del Lago Tolhuin nos encontramos con lo que asociamos inmediatamente con Sleepy Hollow, unos arboles de crecimiento retorcido y tejidos colgantes de algo verde que se desprende de las ramas con aspecto de estar secas, lo que le da una apariencia de figuras siniestras que se burlan de los pasajeros. Hasta el color del cielo contribuye a la escena. A la noche suponemos que debe andar el jinete sin cabeza.

La entrada a Ushuaia, desde el Lago Tulhuin en adelante empieza a transformarse en esos paisajes de montaña estupendos, subiendo y bajando de la montaña en la ruta enclavada en la ladera, apunando los oidos como si estuviera ascendiendo y descendiendo de un avion enloquecido. El paisaje esta al borde casi sin margen de la ruta, ahí nomas, como para tocarlo. Nos recibe la lluvia, como al comienzo del viaje; me acuerdo de lo que dijeron, que lluvia en viaje es quizas una bendicion y lo que estamos viendo lo confirma. Cruzamos el kilometro 3.000 y hay aplausos y vitores. Que viaje que nos hicimos! No lo podemos creer. Y lo que aun nos falta, todavía.

Ushuaia nos trajo un albergue con un dueño que es uno de esos tipos que se brindan de entrada y no hay forma de no crear familiaridad. Ya de entrada nos dice “esta es mi casa” abriendo un brazo como quien franquea una puerta y logra que nos sintamos un poco en casa después de tener cuatro dias a la camioneta como albergue diario. Salimos a comer y Waly junto con Charly sucumben al cordero patagonico a la estaca. Con Emi nos dedicamos un poco mas sutilmente a las ensaladas para estar un poco mas livianitos.

Mañana nos levantamos cerca de las 8:30, ese es el plan y nos parece que es como tarde después de unos cuantos dias de madrugones. Mañana empezamos las actividades por la zona. Va a estar bueno.

sábado, 22 de marzo de 2008

Dia 4 - El desierto y Rio Gallegos

El viaje de a poco se empieza a sentir. En los riñones, mas exactamente. Los mates de Emiliano, que se ocupa de la tarea de conseguir agua caliente en cada parada y cebarlo dentro de la camioneta, ayudan a crear un clima casi de hogar. La perfecta organizacion del mapa de ruta y lugar de estadia prevista por Waly nos hace sentir tan seguros como si fueramos en el auto con el mismo Indiana Jones. La seguridad de manejo de Charly no nos hace dudar en ningun momento de la tranquilidad de la segura llegada. Pero los riñones empiezan a chillar un poco cuando bajamos a la tardecita en cada etapa y nos tiramos en los colchoncitos soñados.

Salidos de Comodoro Rivadavia, esa especie de Massada del sur, una ciudad rodeando una mestea en su centro que produce calles inclinadas para perder el aire, ya se ven los primeros acantilados por entre las sierras que se cruzan en el camino, cayendo finalmente a pique dentro del mar como cuchillas. Este tramo hasta Caleta Olivia es al borde del oceano, se ve en todo el recorrido en forma permanente. Parece una tela pintada al oleo con reflejos de colores que van desde el marfil de la espuma, al plata cegador del reflejo solar sobre el agua, hasta el verde irlandes del musgo que sobresale de las rocas.

En un tramo miro hacia mi derecha y veo pasar una bandada de pajaros luchando contra el viento. Miro a Emi que me señala lo mismo, levantando las cejas y cabeceando hacia arriba en señal de gusto aprobatorio. Aves a la diestra, buena señal, diria el Cid Campeador

En la ruta empezamos a ver los primeros picudos, como los definio Charly. Esas torres de bombeo que uno espera ver en el desierto entre matorrales para saber que definitivamente està acà. Es como ir a Disney y no ver a Mickey Mouse, claro. Y mas tarde, el desierto, extenso, plano, vasto, recto, llano.

Km 2102, a la derecha, un lugar con un letrero de madera en el frente con una inscripcion pintada que dice "La Cabaña". Una construccion de madera tres o cuatro veces mas ancha que profunda en el medio de la nada, entre paredes de piedra y tierra producidas por las elevaciones de tierra naturales, con dos camiones Bedford cubiertos de tierra tirados al descuido en el frente. Uno de esos sitios perfectos para que Win Wenders nos cuente que pasò finalmente con aquella chica de Paris-Texas. Y su hijo.

La sensacion ahora es, verdaderamente, la de estar lejos de todo, es como no volver jamas, como demasiado lugar, un exceso de distancia, acostumbrado como estoy a otro mundo donde las cosas, los objetos, los lugares, nos invaden. Y terminos como meseta patagonica, que destestaba estudiar en el manual Kapeluz en el colegio, se me vienen de pronto a la mente, en un "dejà vù" incontinente. Creo que mi maestra estarìa muy contenta en este momento

Cayendo la tarde llegamos a Rio Gallegos y empezo el frio. Esta noche nos toca la carrera de Malasia en la tele, Emi nos prometiò mate para acompañarnos. Mañana ya nos vamos a Ushuaia.