sábado, 22 de marzo de 2008

Dia 4 - El desierto y Rio Gallegos

El viaje de a poco se empieza a sentir. En los riñones, mas exactamente. Los mates de Emiliano, que se ocupa de la tarea de conseguir agua caliente en cada parada y cebarlo dentro de la camioneta, ayudan a crear un clima casi de hogar. La perfecta organizacion del mapa de ruta y lugar de estadia prevista por Waly nos hace sentir tan seguros como si fueramos en el auto con el mismo Indiana Jones. La seguridad de manejo de Charly no nos hace dudar en ningun momento de la tranquilidad de la segura llegada. Pero los riñones empiezan a chillar un poco cuando bajamos a la tardecita en cada etapa y nos tiramos en los colchoncitos soñados.

Salidos de Comodoro Rivadavia, esa especie de Massada del sur, una ciudad rodeando una mestea en su centro que produce calles inclinadas para perder el aire, ya se ven los primeros acantilados por entre las sierras que se cruzan en el camino, cayendo finalmente a pique dentro del mar como cuchillas. Este tramo hasta Caleta Olivia es al borde del oceano, se ve en todo el recorrido en forma permanente. Parece una tela pintada al oleo con reflejos de colores que van desde el marfil de la espuma, al plata cegador del reflejo solar sobre el agua, hasta el verde irlandes del musgo que sobresale de las rocas.

En un tramo miro hacia mi derecha y veo pasar una bandada de pajaros luchando contra el viento. Miro a Emi que me señala lo mismo, levantando las cejas y cabeceando hacia arriba en señal de gusto aprobatorio. Aves a la diestra, buena señal, diria el Cid Campeador

En la ruta empezamos a ver los primeros picudos, como los definio Charly. Esas torres de bombeo que uno espera ver en el desierto entre matorrales para saber que definitivamente està acà. Es como ir a Disney y no ver a Mickey Mouse, claro. Y mas tarde, el desierto, extenso, plano, vasto, recto, llano.

Km 2102, a la derecha, un lugar con un letrero de madera en el frente con una inscripcion pintada que dice "La Cabaña". Una construccion de madera tres o cuatro veces mas ancha que profunda en el medio de la nada, entre paredes de piedra y tierra producidas por las elevaciones de tierra naturales, con dos camiones Bedford cubiertos de tierra tirados al descuido en el frente. Uno de esos sitios perfectos para que Win Wenders nos cuente que pasò finalmente con aquella chica de Paris-Texas. Y su hijo.

La sensacion ahora es, verdaderamente, la de estar lejos de todo, es como no volver jamas, como demasiado lugar, un exceso de distancia, acostumbrado como estoy a otro mundo donde las cosas, los objetos, los lugares, nos invaden. Y terminos como meseta patagonica, que destestaba estudiar en el manual Kapeluz en el colegio, se me vienen de pronto a la mente, en un "dejà vù" incontinente. Creo que mi maestra estarìa muy contenta en este momento

Cayendo la tarde llegamos a Rio Gallegos y empezo el frio. Esta noche nos toca la carrera de Malasia en la tele, Emi nos prometiò mate para acompañarnos. Mañana ya nos vamos a Ushuaia.

3 comentarios:

eleonora dijo...

Ya están en Río Gallegos?! por eso tienen resentidos los riñones!! Se los lee muy lejos pero súper contentos. Besos y suban fotos, por favor! :)

Alejandro Lauria dijo...

Estan yendo a las chapas????? o van despacio? con tantos kilometros ya me perdi! Como siempre te reclamo, no es esta la ultima obvio, la descripcion del viaje es excelente, sin conocer estos ultimos puntos geograficos parece que hubiera estado alli, pero me gusta la fotografia! asi que cuando puedas, mete imagenes. Un abrazo

Fabiana dijo...

A diferencia de eleonora y ale, (y aunque me guste la fotografia y tambien las quisiera ver mas adelante) como soy muy lectora, el relato me estimula la imaginacion.. y cada vez que te leo creo estar en el lugar, sintiendo el frio, tomando esos mates... (que seria la vida sin el mate??) y viendo esos paisajes que que describis como pinturas...
asi que yo ando fascinada con los textos que parecen de un cuento!!