viernes, 28 de marzo de 2008

Dia 9 - De Ushuaia a Calafate

Salimos de Ushuaia con un buen desayuno que nos preparó Marquitos, el dueño del hostal, apenas despuntando el sol detrás de los montes. Habia llovido durante la noche, aunque a esta altura nos parece que llueve todos los dias en esta zona. Alguna vez me habian explicado que gracias a las intermitentes lluvias y dias de sol que se suceden alternativamente, existen estos bosques montañosos tan tupidos, asi que no es cuestion para quejarse.

El camino de salida de Ushuaia transcurre entre los arboles que escalan la montaña y mas adelante lagos de un color azul profundo. El sol empezo a asomar por entre los picos de los montes, ocasionando un reflejo de plata en el pavimento mojado bastante molesto para manejar. Y finalmente nos fuimos de Ushuaia.

Luego deviene una sucesion de ruta, desierto, ruta, ripio, frontera Argentina-Chile, cruce en balsa por el estrecho de Magallanes con la suerte que justo al llegar estaba la balsa cargada esperando. Subimos nosotros, después llegan dos o tres vehiculos mas y partimos a la otra orilla. En el medio del estrecho pudimos ver lo que nos parecio una orca chiquita siguiendo la lancha. Obviamente, Emi saco una foto del lomo asomando por entre la espuma que dejaba detrás la embarcación antes que se perdiera en cuestion de segundos tan fugazmente como habia aparecido.

Luego ruta, aduanas y mas ruta, desierto, ruta, meseta, mate con galletitas, ruta, rutina de viaje. Llegamos a Rio Gallegos y doblamos hacia la izquierda para tomar el camino hacia el Calafate. Unas dos horas mas tarde, empezamos a descender del macizo por una pendiente en zigzag. Al doblar una curva hay un parador donde se observa un valle tapizado de verde. Paramos un minuto para sacarnos una foto y volvemos tiritando de frio, el viento nos pega fuerte a esa altura y se siente; entramos rapidamente al reparo de la camioneta. Seguimos bajando un rato largo y finalmente entramos a Calafate.

Que es una especie de Carilo pero de las montañas. Creo que la mayoria de la gente que nos cruzamos no habla español, muchisimo turismo internacional y todo preparado para eso. Los lugares son muy agradables y calidos. Pero muy caros, tambien. Finalizamos el dia, después de un merecido buen baño para cambiarnos el aspecto de ruta, yendo a comer a “La Lechuza”, uno de los tantos lugares que aquí son construidos y ambientados en madera rustica y elementos de diseño antiguo que son casi como un sello de la zona. Al volver se siente el frio del sur y mucho, lo suficiente como para volver rapidito e irse a dormir para reponer las energias que se nos fueron en el viaje de hoy.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recién leo todo lo anterior y me quedé seca con el perrito. Increíble.
La foto del bosque es tremenda, es como que uno espera que asome el sombrerito del duende. Si es maravilloso verlo, imagino (o al menos trato) de sentir lo que debe ser estar ahí. De quedarse sin habla.
Besos miles y sigan disfrutando.
Clau.

Fabiana dijo...

que nostalgico, en los viajes hay como mini despedidas todo el tiempo! y todo el tiempo sorpresas!